Postpublicidad es una reflexión sobre los cambios que se producen en nuestro ámbito escrito con calma y sin dramatismo. Además se lee fácil. Esto es lo que os toca, leerlo y pensar sobre ello.
Postpublicidad es una reflexión sobre los cambios que se producen en nuestro ámbito escrito con calma y sin dramatismo. Además se lee fácil. Esto es lo que os toca, leerlo y pensar sobre ello.
Me parecen puntos muy importantes para tomar en cuenta en cualquier campaña publicitaria a hacer. Como dice en uno de los puntos tenemos un desapego impresionante a los anuncios, somos ciegos a la hora de ver un anuncio en la calle, y es muy cierto cuando nos dejan publicidad en los buzones las odiamos y terminan causando un desapego por q eso nos causa molestia, la publicidad es un ser vivo e igual que una persona hay una diferencia entre ser y comunicar es muy cierto que hay una gran diferencia en lo que dicen ser las marcas y su reputación hay marcas como Zara que simplemente ES la tienda que vende ropa de moda a no un precio tan caro y ya no lo tiene que comunicar,no necesita más publicidad en realidad tiene publicidad pero ya no necesita a estar alturas tener una gran campaña basta con que ponga su nombre y no nos tiene que explicar que es Zara, Es muy importante que las marcas conversadoras, el internet es una parte fundamental en esta generación y que una marca mantenga una comunicación, y tenga una interacción es acercarse a sus vidas como. En mi opinión en publicidad hay que mantener el Ying y Yang juntos, como dice puede haber una campaña muy buena pero si no le llega a la gente entonces no va a funcionar,y también me parece importante el kansei, poner sensibilidad y sensitividad en cada campaña publicitaria ese es el éxito.
Las sociedades han cambiado y con ellas la forma de entender y hacer publicidad. Hoy en día ya no sirve simplemente anunciar las características del producto que queremos vender, o incluso «acosar» al cliente exigiendo que compre nuestro producto (lo que Daniel Solana llama el comportamiento de los bárbaros) ; sino que hay que intentar conectar con el cliente. Hay muchos anuncios en los que vemos esto, recuerdo especialmente uno de Cofidis (que no sé si sigue en emisión), cuyo eslogan era «la confianza de un amigo y la seriedad de una gran empresa», puro yin. Las marcas ya no nos intentan presionar para que compremos sus productos, sino que se dedican a hacer unas campañas mucho más sutiles, y efectivas.
Coca-cola, por ejemplo, intenta comunicarse con nosotros, se interesa por los problemas sociales (se posiciona en contra del bullying, en contra de la homofobia, nos incita a compartir, etc) e intenta crear con sus clientes un vínculo de interés mutuo; colaborando en asociaciones dedicadas a diferentes temas sociales (podemos ver alguno en la página web de la marca http://www.cocacola.es/compromiso), haciéndonos sentir que tenemos también un compromiso con la marca. Esto se veía en una campaña que lanzó, creo que el año pasado; en la que un hombre pedía una Coca-Cola en un bar porque sentía que tenía una deuda con la marca, pues ésta había financiado el grupo de música de su nieto.
La innovación tecnológica ha generado en nosotros una nueva forma de ver el mundo. Todos los ámbitos que lleven como consigna la creatividad han de saber adaptarse a las nuevas formas, precisamente. Y es aquí donde debe recaer nuestro interés sobre la publicidad. Las campañas tradicionales están, a día de hoy, obsoletas, por lo que la publicidad debe buscar nuevas metas y formas de alcanzarlas para poder generar cierto interés en sus destinatarios. Tal y como reitera Daniel Solana, la gente adquiere una actitud pasiva ante la publicidad. Es por ello que numerosas de las grandes marcas de nuestros tiempos, con sonadas campañas publicitarias, se adentren en las nuevas formas. Con sus anuncios quieren recurir a la fórmulas estímulo sensitivo-respuesta de los consumidores, apelando su lado más emotivo, pues al fin y al cabo, la emoción es lo que nos mueve. Ejemplo de ello es la conocida cadena de muebles suecos Ikea, que con cada campaña se reinventa sí misma.
Por otra parte, creo que todavía la red guarda un potencial por explotar en la actividad publicitaria. Su imagen en este medio está dañada por la molesta publicidad que fluctúa en él. Cabría abordar una renovación de la publicidad destinada a Internet, pues en un momento en el que la interactividad se convierte en un elemento fundamental para las relaciones humanas sería este el medio idóneo para su explotación. La gente quiere ver, sentir, jugar, investigar y participar para sentirse parte de algo, y no se me ocurre un mejor lugar que lo que Internet ha conseguido poner a nuestro alcance.
Esta lectura tróuxome á mente unha campaña publicitaria lanzada o ano pasado pola marca de compresas Always: «like a girl». A diferenza da aposta da maioría das marcas deste produto de hixiene, baseada fundamentalmente en recalcar valores como o frescor, a comodidade ou as coreografías coloridas que non van a ningunha parte, Always pretende xerar un contido que ao público lle resulte interesante, sobre o que poida discutir e ter relevancia nas súas vidas, co que realmente adquire unha imaxe de marca comprometida cos desafíos e problemas dos consumidores aos que se dirixe: as mulleres. Para isto aposta por un formato máis longo que o spot televisivo e complementa esta campaña con outras accións en colexios e institutos e na propia web. Este cambio na forma de anunciar paréceme interesante. Talvez non sexa excesivamente creativo ou innovador, pero creo que si resulta comestible e, deixando a un lado os valores conservadores na imaxe feminina que pese a todo existen no anuncio, consegue achegar a marca á xente. Vólvese popular, adquire notoriedade, cando o propio público o comparte nas redes sociais e dá pé a conversacións/discusións.
Na miña opinión, esta é unha forma de falar a linguaxe da xente e entrar a repensar a forma de facer publicidade. Crea un contido atractivo, non invasivo (yan), e que cun alto potencial para ser recordado. Pero como unha forma de marketing social «pode chegar a prexudicar á marca se non está fortemente arraigada nos fundamentos ideolóxicos da compañía». Ante todo cómpre non esquecer que, como publicidade, o que busca é vendernos algo.
Este tipo de campañas tan innovadoras, con videos tan emotivos e comestibles como o que nos mostras, paréceme que teñen un problema. Compártense no Facebook e fanse virales, pero transmítense como video sentimentalista que suscita emocións no público sen máis, non como publicidade, non chegas a identificarte coa marca. Falo por propia experiencia, eu vin este vídeo e non me atrevería nin a afirmar que tiña que ver con algunha marca. Penso que se a marca non é capaz de facerse notar mínimamente nun video, que por certo, me gustou, ou non entendo ben o sentido da campaña, ou algo falla.
O que apunta Belén paréceme moi interesante. No caso deste anuncio de Always, apenas recordaba que a empresa que se publicitaba era de compresas, en cambio recordo perfectamente o video. Por iso, creo que a cuestión é que está ben facer anuncios que cheguen á sensibilidade de cada un, pero ata que punto son efectivos? Probablemente, se o anuncio fora de Coca-cola, ou doutra marca ben posicionada no mercado, recordaríamos de quen era o spot.
Me parece una publicación de gran interés, ya que en la mayoría de los casos, como espectadores de publicidad, no nos paramos a pensar cual es la finalidad de los anuncios más allá de el simple consumo por parte de la gente. Pero para conseguir eso, la publicidad requiere de un duro trabajo previo, en el que no sólo llega con la creatividad, como se demuestra en este artículo, si no que son muchas las cosas que hay que tener en cuenta para conseguir lo que cada empresa se propone.
Me llamo bastante la atención el hecho de que las distintas «estrategias», los distintos elementos que hay que trabajar para conseguir una buena campaña publicitaria tengan sus respectivos nombres según su semejanza con otros aspectos. Como es el caso del «yin» y el «yan», la estrategia del diente de león o de la frambuesa…, que una vez puestos a pensar, le encuentras todo el sentido.
Cada vez es más difícil conseguir que la gente preste su atención a los anuncios, ya que es bien sabido que son el momento en que la gente «aprovecha para ir al baño», en caso de la televisión, por ejemplo. En el caso de los anuncios en red, nuestra mirada apenas se dirige hacia la publicidad, y si lo hace no es para otra cosa que para reafirmar lo molesto que suele ser que se te abran ventanas o pestañas publicitarias. Es por eso que los publicistas tienen la dura tarea de conseguir anuncios que logren captar la atención del público, y que de alguna manera, consigan retenerlos en su memoria, aunque sea por el más mínimo detalle o el aspecto de menor importancia. Pero que haya algo que les haga recordarlos y así difundirlo entre más gente.
Creo que el principal problema que tiene la publicidad ahora mismo (o el que tendrá que superar la postpublicidad para ganar su espacio legítimamente) es el de tener cuidado de no traspasar la línea entre visibilidad e invasión. La situación ideal podría ser la de conseguir que la gente busque la publicidad, que se interese por saber qué ofrecen las marcas; que sea el propio consumidor el que explore los diversos anuncios no por ser meramente publicidad, sino porque realmente le aportan algo diferente (conseguir aquello de que las marcas sean medios en sí mismas). Pero también tenemos que tener en cuenta otro de los conceptos que se menciona en el texto, el de la «publicidad que comprende»; la publicidad viva. Por un lado, podemos estar de acuerdo que un anuncio estático, inmóvil y rígido no satisface en absoluto las necesidades de un público dinámico y en constante cambio. Pero por otro lado, no podemos dejar de pensar en la frágil privacidad del individuo, sobre todo en el mundo de Internet. Si optamos por una publicidad cada vez más personalizada, más nuestra, que converse con nuestros intereses personales, estamos también renunciando a la intimidad, convirtiéndonos en datos almacenados por una compañía que, en definitiva, intenta vendernos algo. ¿Dónde se encuentra el límite entre la idoneidad de la publicidad y la invasión brutal a través de técnicas que superficialmente parecen yin?
Está claro que ahora el problema es el exceso de publicidad. La publicidad se toma como un estorbo (por ejemplo, en varias webs tienen anuncios antes de acceder a la página, anuncio que ni lees, le das a acceder directamente a la página y te estorba enormemente), por ello son necesarias nuevas formas de llegar al cliente, lo breve y múltiple ya no triunfa. Aunque vemos marcas como Zara, que apuesta por una táctica totalmente opuesta, como vimos en clase, anunciándose sólo de manera tradicional, por prensa.
Hoy en día se busca una nueva forma de comunicación, no sólo emitir, sino buscar una reacción, una relación, una conversación (como puede ser comentar en redes sociales). Importancia de la participación, que puede estar recompensada con sorteos, premios etc., cosa que critica este libro y sin embargo yo lo veo una buena táctica, es cierto que lo mejor sería que la participación fuese establecida por el interés, pero es algo complicado de lograr y mas difícil que llegue al consumidor.
Deben existir vínculos entre quien ofrece y quien recibe. Internet debe aprovecharse para la interactividad con el consumidor. En el libro se dice que esta forma no aumenta las ventas, pero creo que se debería replantear de otra forma, y podría tener futuro, ya que el tacto es ying, con él se puede llegar a lo más intimo del individuo, a sus experiencias, explotar el kansei.
Me pareció muy interesante que el libro explique las distintas estrategias que se pueden llevar a cabo, incluso nombrándolas (nombres de los que no había oído hablar nunca). De ellas entiendo que el problema de la estrategia del diente de león es su paso efímero por nuestras mentes, ya que la semilla transmite lo que debe y desaparece, que puede carecer de interés y encima no entiende la repetición como molestia, al contrario que la frambuesa, que pretende atraer, y cuando algo atrae es porque interesa, porque marca, porque se recuerda, pasa de boca a boca (como habla el capítulo 40).
Y en referencia al tema del boca a boca, no entiendo muy bien la diferencia entre el factor G y el «diselo a un amigo». El factor G sería el WOM en multitud?
Y hablando de dudas, me temo que no entiendo que quiere expresar el capítulo 37.
Volviendo a las estrategias, en el Ying: con la «estrategia K» corres riesgo de fracaso absoluto, pero puedes crear algo grandioso.
En la parte del Yang: la «estrategia R» siempre va a tener éxito en mayor o menor medida, aunque es una táctica que puede resultar simple y poco creativa, la creatividad ahora es mucho más que eso, ya que la publicidad tiene la necesidad de atraer, pasando a ser un componente estratégico que impulse la difusión.
Hay que tener en cuenta que no todo lo que nos atrae nos gusta, de hecho es más fácil recordar algo que nos ha espantado que algo que ha sido agradable, por ejemplo, es más fácil recordar el anuncio de la lotería de Navidad del 2013 que uno cualquiera de Coca-Cola. Y por supuesto la creatividad siempre ayuda a que el anuncio quede en el recuerdo, aunque sea de manera absurda, destacando, como hace Mixta.
Por otro lado, tenía la duda de por que la radio era yang, y esto lo entendí al llegar al capítulo del tiempo real, es cierto que los anuncios no son interesantes ni creíbles, se encuentran desorientados en el diálogo, y me parece algo realmente difícil de solucionar sin poder recurrir a la imagen.
Ahora lo que se lleva es la realidad real, no las historias que no nos parecen veraces, como los mil anuncios que hay sobre amas de casa que recrean una situación cotidiana, en la que terminan fregando el suelo o lavando la camiseta de su hijo y que nunca causaron en nosotros ningún tipo de credibilidad.
El libro, o al menos su versión líquida, me parece muy ameno y bastante interesante la manera en la que está enfocado, ya que se nos cuenta como ha cambiado la publicidad en la actualidad desde un punto de vista profesional.
Tal y como yo lo entiendo (y quizás me equivoque), lo que quiere decir en el capítulo 37 es que hay una diferencia entre el contenido del anuncio, lo que queremos decir (el qué) y el tono que empleamos para transmitirlo, el cómo lo decimos. El cómo tendría relación con el kansei, un elemento imperceptible a primera vista, pero que determina nuestra percepción del mensaje (o en este caso, anuncio o producto): nuestro agrado o desagrado hacia él.
Yo no creo que vivamos en una época de publicidad yin. Comparto totalmente las apreciaciones de mi compañera Iria: vivimos una época en que la publicidad se disfraza de yin, pero invade más que nunca nuestro espacio. Si precisamente, el autor otorga a internet el título de «medio rey», no entiendo por qué considera que «llegan los tiempos de la publicidad yin», cuando precisamente es el medio más yang de todos. En televisión, prensa, radio podíamos evitar mucho más fácilmente la publicidad que en Internet, donde se produce un bombardeo continuo de nuestra intimidad, nuestro espacio y nuestro tiempo. Es cierto que cambian las estrategias. Los publicistas intentan conectar con el espectador, atraerlo. Pero la finalidad última sigue siendo causar impacto, un impacto de otro tipo, emocional, para conectar la marca con ciertos valores positivos, experiencias o rasgos culturales del espectador. No veo experiencia e impacto como dos rasgos separados entre sí: si no que la publicidad se convierte en experiencia para crear un impacto más potente.
Por otro lado, la parte final del libro me resulta, por decirlo, de algún modo, «idílica», pero completamente utópica. La publicidad nace como un medio de persuasión, nace como una estrategia de ventas. Fidelizar consumidores es mantener un numero estable de ventas. El fin último de la publicidad es precisamente conseguir que una marca sea líder ventas. La publicidad es, en primera y última instancia, mentira y falsedad (o una verdad coloreada, como otros preferirán decir). A mí también me gustaría que no lo fuera. Pero creo que precisamente la publicidad yin es todavía más falsa, ya no se nos alaban (o exageran) las bondades de un producto, ahora se nos intenta hacer creer que beber Coca-cola nos hace más felices o que regalar Milka hace que el destinatario se enamore de nosotros.
Desde mi punto de vista, la publicidad más líquida e integrada con internet, menos invasiva y, por lo tanto, ying, es la que usan cierto tipo de bebidas espirituosas como por ejemplo Ron Ritual. Una marca que se da a conocer entre su público potencial usando la red, tanto una web propia como las redes sociales. Su campaña más innovadora, beneficiosa tanto para el público como para la empresa es la llamada RonFunding, mediante la cual destinan una pequeñísima parte de los beneficios ganados con las botellas vendidas a financiar pequeños proyectos propuestos por estudiantes a lo largo de España. El funcionamiento es simple, propones tu idea, la promocionan y las personas que compren botellas de la marca pueden votar para decidir a que idea quieren que se le de esa pequeña ayuda económica. Ya de paso te envían a casa una muestra de su ron para que lo pruebes y te ayudan a promocionar la idea en los medios locales como la radio. Con ello consiguen un nivel elevado de promoción via Twitter y Facebook por parte de la gente que propone las ideas. También se realiza una interacción con los consumidores mediante la web, que fortaleza mucho la imágen de la marca. Me parece una estrategia publicitaria muy repensada y totalmente integrada en el nuevo panorama reflejado en el texto. Consigue dar a conocer la marca y usar internet para publicitarse gratuitamente (mediante la promoción en las redes sociales por parte de los usuarios) y sin tener que abusar de otros productos como los banners.
A día de hoxe a distinción entre publicidade yin e yang é ampla. Ben é certo que foi necesario (e segue sendo) un cambio no modelo de producir e emitir publicidade pola saturación do consumidor. Porén, aínda que cada vez se dea un maior uso de anuncios emocionais empregando o storytelling como fío condutor (publicidade yin) segue existindo un contido yang dentro destes anuncios, as marcas nos esquecen o seu propósito comercial. Cada vez os spots precisan incorporar maior creatividade, sorprender ó espectador e que desfrute vendo publicidade. Así, son cada vez mais os anuncios que buscan crear sensibilidade apelando á emoción para comunicar a súa mensaxe publicitaria, creando kansei transmitindo ó espectador unha imaxe positiva da marca. Un exemplo disto sería este anuncio, o cal me parece oportuno compartir.
Chamoume a atención o punto 129-130 no que nos menciona o comportamento dos bárbaros, esa publicidade intrusiva que nos incita e mesmo ordena a mercar un produto. Un exemplo diso sería a publicidade de Media Markt. Esta marca emprega unha estética moi cargada visualmente, cun son estridente resultando ata desagradable.
As tecnoloxías e a súa evolución provocan cambios no medio publicitario. Coa irrupción das redes sociais, as marcas encontran novas maneiras de promocionarse xa ben sexa a través de campañas que case pasan desapercibidas ou de anuncios moi invasores. Que nos depara o futuro? A publicidade seguirá mudando na búsqueda de novos formatos e maneiras de transmisión da mensaxe, tratando os spots como pequenas pezas de ficción pero sen perder de vista a súa fin: vender un produto.
Me parece muy interesante la lectura y que debemos reflexionar nosotros como parte del medio publicitario. Ver a la publicidad como el yin y el yang, ¡Fenomenal!. Sin duda creo que debe haber un equilibro al momento de hacer un trabajo publicitario, no sólo por la parte creativa, sino del espectador. Creo firmemente que el mundo en el que vivimos es mediático, nos urgen las cosas, todo lo queremos de forma rápida y a la mano. Pero así mismo somos muy demandantes y exigentes. Esto sin duda ha provocado que la publicidad haya tenido un estallido tratando de solventar esas necesidades, sin darse cuenta de la información «extra» o estorbo, como bien dice la lectura. Es chistoso que dentro de nuestra misma exigencia y búsqueda de rapidez, necesitemos el lado chistoso, cariñoso, o humano de la publicidad.
Los humanos somos cada vez más banales. Nos dejamos atrapar por las cosas físicas externas a nosotros y las queremos hacer nuestras, sin embargo aún persiste una necesidad humana afectiva.
Hace unos días vi éste comercial que me pareció sumamente interesante y que en lo personal me gustó mucho:
Como comentamos en clase, la necesidad de sentirnos identificados o movidos por un comercial es inminente. Éste anuncio me llama la atención porque atrae al público de diferentes sectores, es decir, a algunos les atraerá por el simple hecho de que contiene las palabras «Star Wars», o en otro caso por la marca: «Campbell’s» y a otros tantos les atraerá por el contenido moral del mismo. Me parece que es un ejemplo de ying y yang.
La publicidad ignorada y la fantasma de la cuál nos habla la lectura, me parecen unos focos rojos importantes que debemos tener en cuenta como creativos.
Igual que mi compañera Anita, no creo que la publicidad de hoy en día sea yin. Todo lo contrario. El bombardeo publicitario que, digamos, nos acosa, o al menos lo intenta, día a día, no puede ser delicado. Es yang. Una constante manifestación de un «Hola, existo. Soy la publicidad y entro en tu hogar cada cinco minutos a través de cualquier medio. Y cuando salgas a la calle también estaré, aunque no me veas». A través de cualquier medio de comunicación y como un medio en sí misma. Ni si quiera consideraría como punto de partida los medios como algo yin. Están siempre ahí y no paran de transmitir mensajes, incluso cuando no nos damos cuenta.
Podría deciros que cada vez que voy a hacer la compra y veo galletas Oreo tarareo esta canción. Sea o no verdad, probablemente os suene la cancioncilla. Creo que es un ejemplo muy sencillo de como un jingle puede acompañarnos en la compra al ver el producto, cumpliendo con uno de los fines de la publicidad: reconocimiento de la marca y compra.
Creo que se me vino a la cabeza este anuncio por las referencias que el texto hace a «anuncios comestibles». Lejos del juego de palabras, y de las ganas o no de comer galletas Oreo, este spot creo que cumple bien. Es simple, comestible, original, pegadizo, se entiende y se mantiene en la línea de esa invitación a la imaginación de la marca Oreo. Me atrevería a decir que hasta tiene algo de kansei, no porque deje al espectador experimentar una serie de sensaciones, sino porque quizás estéticamente (e intentando pensar como una niña pequeña) el storytelling que tiene hace que sientas ganas de saber más de la historia, de crear tu propia historia. Con una galleta. Está claro que uno de los principales targets de la marca son niños, y quizás una canción pegadiza y unos dibujos atraen más que una emocionante historia basada en hechos reales.
También con los niños funciona «aprender a hablar con el lenguaje de la gente». Pero, siguiendo con el hilo del primer párrafo, creo que el bombardeo de información publicitaria no es la mejor forma de conseguir que de verdad la gente se detenga un minuto a pensar en la publicidad de otra forma que no sea la de escapatoria para ir al baño entre corte y corte. Creo que aun queda bastante por aprender, o por cambiar, para que la publicidad se tome más en serio por parte de sus receptores, es esa publicidad conversada que todavía está por inventar. Me quedo con uno de los títulos finales «La mala educación».
Partiendo del indudable valor pedagógico del texto, omitiremos su comentario (pues es harto reiterado en esta sección). En su lugar elaboraremos una breve crítica. Pese a la aparente innovación («frescura») de las líneas e ideas, son estas en realidad profundamente reaccionarias. En efecto, se parte de la base de la continuidad imperturbable del capitalismo, y se asienta del modo más duro. ¿Cómo se consigue esto? Seguiremos un razonamiento del filósofo esloveno Slavoj Žižek: según éste, hay dos tipos de padre: el padre tradicional, que te obliga a ir a visitar a tu abuela, pese a que no te apetezca, y el «padre postmoderno», quien, lejos de obligarte, te dice: «Manolito, tu abuela te quiere mucho y por eso deberías ir a visitarla, pero vé sólo si realmente quieres». Este segundo padre es, obviamente, brutalmente más duro que el primero, pues no sólo te obliga a ir a visitar a tu abuela, sino que además te obliga a ir porque quieres. Si bien no idéntica, la percepción (adecuadísima) del señor Solana de que en la «postpublicidad» el modelo imperante será yin es análoga a este razonamiento que hemos expuesto, en tanto la figura ideológica (en el caso del padre sería la autoridad) deshecha su talante casi-obscenamente claro (el yan), y adopta la máscara de aquello a lo que nosotros queremos acceder. El concepto mismo («postpublicidad») es parte de este cambio, del mismo modo en que Žižek nos muestra que el concepto «post-política» es profundamente reaccionario (para más información: http://www.mundolibertario.org/archivos/documentos/SlavojZizek_defensadelaintolerancia.pdf). Además, encontramos extractos que llegan hasta el extremo de la deificación de la práctica publicitaria, encontrándose uno de los casos más obscenamente claros en el punto 25: «[…] al hablar de comestibilidad podríamos visualizar la publicidad como alimento, como el libas que los antiguos romanos ofrecían a los dioses, comida sagrada, una especie de publicidad-ofrenda, que pretende no únicamente comunicar, sino establecer vínculos entre quien la ofrece y quien la recibe. Eso tiene mucho sentido hoy, porque en estos tiempos postpublicitarios, que son los tiempos de la publicidad social, los vínculos importan más que nunca.» Esta referencia final a los vínculos en un clarísimo ejemplo de la perverso nuevo modo de la publicidad que hemos expuesto.
Olvidóseme añadir que en ocasiones se le «ve el plumero» (cito literalmente): «Los seres humanos somos insaciables devoradores de malvaviscos. Recorremos los medios de comunicación rastreando esas cápsulas de gratificación inmediata
como los cerdos rastrean las trufas.»
Tras leer este texto estoy de acuerdo en la existencia de estas dos formas de publicidad, el yin y el yang, la primera menos intrusiva y más atractiva que busca que el espectador se acerque a ella, y la segunda más extrovertida, la que quiere acercarse ella a ti y no al revés. Si bien es cierto que la aparición de internet y el mundo digital son una plataforma ideal para la publicidad tipo yin no me cabe duda de que la publicidad sigue siendo mayormente de tipo yang, está en todos lados, cuando encendemos la televisión y nos interrumpen los programas para poner anuncios, cuando vamos al cine y nos tienen diez minutos esperando con anuncios antes de poner la película, en las vallas publicitarias en la calle, en los periódicos, en la radio… Y si ahora mismo intento recordar alguna publicidad de tipo yin no soy capaz de recordar ninguna. Es sin duda una nueva ventana que se abre y que habrá que explorar ya que lógicamente una publicidad menos invasiva sería algo muy deseable pero no llego a tener del todo claro que vaya a funcionar del todo bien ya que hacer que la gente se acerque a la publicidad y no al revés me parece algo tremendamente complicado de conseguir al menos en la mayoría de los casos, y me da la sensación de que la publicidad seguirá siendo mayormente yang durante bastante tiempo.
O novo panorama social e tecnolóxico que se presenta no mundo actual non esta favorecendo para nada a publicidade convencional. Esta non se está sabendo adaptar as novas condicións e oportunidades que ofrece esta innovación a todos os niveis. Para min, este é o verdadeiro problema da publicidade, a súa adaptación non está sendo a oportuna.
Partimos de que o contido publicitario é algo que os consumidores non queremos nin ver nin escoitar, pero hai numerosas formas sutís de facer publicidade chegando a converterse esta nunha verdadeira e agradable experiencia para o consumidor, como é o kansei. Aínda así debemos ter claro que non chega con facer contidos yin ou que ofrezan experiencias sensitivas. Si, estes xa van facendo que nos sintamos máis identificados e que a publicidade nos pareza máis social, máis íntima e polo tanto máis comestible e pode ter consecuencias positivas para a marca, porén aínda lle queda moito por andar e tampouco se debe caer na rutina de emitir esa publicidade yin ou acabaralle ocorrendo o mesmo que os mensaxes yang. E tampouco consiste en ser intrusivos, en emitir contidos yang a mínima, como ben mencionou a miña compañeira máis arriba, posto que isto é o que fai que nós como consumidores teñamos repulsión ante esta, e é que estamos rodeados e non nos deixan nin respirar. Atopamos publicidade nos recunchos máis escondidos nos que poidamos pensar, posto que ata nese lugar remoto haberá un bárbaro interesado en meternos polos ollos o seu produto.
Polo que a publicidade ten que innovar e redescubrir as súas estratexias para achegarse a este novo público que se presenta. Se o sabe facer ben estaremos ante un novo panorama publicitario que será de gran interese.
La parte del libro que más me llamó la atención es la referida a internet y el junkspace publicitario. Es increíble como, a pesar de los años que han pasado desde la creación de internet, los publicistas aún no hayan encontrado una manera de aprovechar este medio y sacar su máximo partido en cuestión de publicidad. Nos bombardean a cada segundo con anuncios en las distintas páginas por las que pasamos pero… ¿Acaso alguien se molesta siquiera en leer lo que pone en esos anuncios? Yo personalmente no. Lo único que hago es buscar la bendita X que me permita cerrarlos, sobre todo los famosos pop-ups, tan molestos y odiados por todos, que ahora hasta te abren una nueva pestaña y te hablan para venderte (o regalarte) el oro y el moro, y cuando vas a cerrarla aún tienen la cara de preguntar si estás seguro de querer salir. ¿Acaso cabe alguna duda?
No sé hasta que punto a las empresas o negocios les compensa gastar dinero en hacer este tipo de publicidad invasiva para que sea ignorado por prácticamente el 100% de la gente.
Otra cosa que llamó mi atención fue la intención de la postpublicidad para humanizar las marcas, básicamente porque no me imagino como puede ser eso posible. Quizá algún día lo consigan, pero no va a ser fácil y tendrán que eliminar muchos prejuicios, pues dudo que la gente se muestre dispuesta a aceptar una empresa o marca como algo con humanidad cuando, hasta ahora, muchos los consideran los villanos de la película.
No me parece que vivamos en una época de publicidad yin porque, como ya han comentado, la publicidad actual invade disfrazada de yin nuestro espacio. El despego que tenemos por la publicidad es obvio.
O nos molesta o no le prestamos atención. Lo que está claro es que nadie se sienta a ver publicidad
como quien consume televisión o lee una revista pero, a pesar de ello, la publicidad está siempre presente y nos invade constantemente!
El problema es que una campaña necesita de dos cosas para funcionar: por una parte comunicar lo que la empresa necesita y por otra ser escuchada. Llamar la atención de un público saturado que no quiere ver publicidad, que huye de ella y que se siente invadido impide que la comunicación publicitaria sea del todo efectiva.
Ahora en los tiempos de la postpublicidad las marcas ademas de hablar, no sé si con otra intención que no sea captar al público, también escuchan. O al menos parecen invitar a conversaciones a aquellos a los que dirigen sus anuncios. Es curioso como están dejando de limitarse a comunicar para relacionarse con la gente. Existe pues un acuerdo con el público del que depende toda comunicación.
Muy interesante cada uno de los puntos que se tratan. Es cierto que como bien dice el artículo nos encontramos en un momento en el que la mayoría de la publicidad es yin. Cuando vemos la televisión o escuchamos la radio es así, aunque en internet es diferente porque en una gran parte la publicidad es yang. ¿Sino por qué instalamos en Google Chrome el adBlock? Porque somos bombardeados con publicidad que nos busca a nosotros en vez de invitarnos a ella.
Hablando del cambio de modelo y la publicidad ignorada, el caso es que a medida que nosotros cambiamos y nos acostumbramos a un tipo de publicidad, nos cansamos de ella y es necesaria otra estrategia. Antiguamente se hablaba mucho de las características de un producto pero eso ahora no sirve, porque nuestras mentes han cambiado. Por ejemplo, antiguamente se podía ver que antes de que empezase un capítulo de una serie de televisión algún actor anunciase un producto siendo esto algo que atraía a la gente, pero ahora estamos tan aborrecidos de la publicidad que seguramente nos parecería mal. Un ejemplo puede ser YouTube, donde la gente que sube vídeos y tiene muchas visitas es ofrecida anunciar muchos productos. Muy a menudo, si alguien lo hace habrá una gran mayoría de gente que escriba comentarios quejándose y criticando el vídeo por estar patrocinado.