No me gusta obligar a nada, pero casi. Os enlazo a una web que habla de la publicidad de este siglo. Hay un libro, pero el autor Daniel Solana, nos permite descargar un .pdf . Leerlo bien, con calma, como si tuvierais interés y escucharlo. Reflexión, opinión, descripción, análisis que nos permite entender de que estamos hablando. La ignorancia, tan abundante en el género humano, se sustituye por el conocimiento leyendo cosas como esta, que no asevera desde una posición dominante, sino que comparte. Esta última frase quedo algo exuberante de más, pero la dejo igualmente.
Un tema que me parece interesante para comentar en clase es el de periodismo de marca. Hay varias empresas como indica el artículo de El País (http://economia.elpais.com/economia/2013/02/22/actualidad/1361540029_041048.html) como Coca-Cola e Intel que han creado un portal en la web según ellos de información periodística. Lo que se pregunta todo el mundo es: ¿Lo que encontraremos será información periodística o publicity?
escribir hoy noticia se ha vuelto «VENDER» LOS NOTIZIE,los hechos de crónica no se analizan más pero se tratan como un producto en el mercado.
Exceptuando a Coca- Cola, que xa indica que só publicará información que sexa beneficiosa para a compañía, o resto de empresas que dispoñen de estos portais informativos buscan funcionar de forma autónoma. É decir, como ben se expón no artigo, moitas veces é imposible chegar desde o portal á web corporativa, polo que buscan independencia e liberdade para realizar a súa función. Polo tanto, con estas características, é de esperar que non atopemos publicity. Ademáis, notaríase moito a intención xa que cando ti entraras nesa páxina faríalo co prexuicio de que a información que che aporten vai a estar influenciada por unha marca, mirarías con lupa.
La tradición taoíta nos deja con la famosa historia del yin y el yang, dos formas opuestas, pero que a la vez de oponerse se complementan. Así, en la era postpublicitaria en la que nos encontramos, no se puede continuar con la política publicitaria que ejercen un gran número de empresas, política agresiva que busca llamar la atención (yang). El yin, la interacción, la comprensión, la capacidad de engagement o la sensibilidad, son algunos de los factores que se deberían incorporarse a los mensajes publicitarios de nuestra era. Parece ser que la publicidad, que abarca numerosos ámbitos y espacios, no realiza una evolución paralela al progreso de los medios tecnológicos, lo que podría derivar en un grave problema, aunque en mi opinión, estos cambios se producirán tarde o temprano, de manera suave o drástica, pero la necesidad de ellos puede hacerse latente en un breve periodo de tiempo. Hoy en día (y no es por recalcar), muchas de las pistas sugeridas por Daniel Solana son imprescindibles si buscamos añadir notoriedad en nuestro mensaje. Veracidad y credibilidad se convertiran en dos piezas clave. La gente está «curada de espanto», difícilmente se verá sorprendida por procedimientos yang. Es hora de mejorar comunicaciones e intentar basar nuestro éxito en base a conseguir lo que el público de una marca quiere, y no lo que ésta quiere hacernos creer que desea.
Para finalizar, me gustaría compartir este anuncio de televisores que utiliza la publicidad kansei. A mi juicio, es un camino en el que queda mucho por explorar y hacia el que la publicidad debería poner rumbo.
Haciendo referencia a lo que dice en el libro sobre las marcas blancas, había visto una campaña de carrefour que me llamó mucho la atención:
Entre los comentarios de los usuarios de youtube se puede leer por encima que se trata de «una campaña original» y que «lo mejor es que no toma al consumidor como un tonto». En mi opinión, no se trata de marcas que más que «rehusar fidelizar con el consumidor» (en palabras del autor) sino de productos por los cuales el consumidor paga una cantidad proporcional al valor del producto que adquiere, no por la marca. Y esto no me parece malo en absoluto y cuanto menos promiscuo como apunta el autor.
Hoy en día, en la publicidad se produce una mezcla entre el yin (sensibilidad, comprensión) y el yang (buscar llamar la atención del consumidor). Aunque a veces son muy criticados los anuncios de tipo yang, sí que es necesario que contengan un poco de este elemento para así conseguir llamar la atención del consumidor. Por otra parte, mediante el yin, el consumidor consigue identificarse con la marca. Por lo tanto, en todo anuncio debe existir un equilibrio entre ambas partes. Por último, señalar que me llamó mucho la atención la forma en que se identifica la estrategia que sigue cada una de las partes: el yang sigue la estrategia del diente de león (»pegarse» al consumidor son el fin de diseminarse en el entorno), mientras que el yin sigue la estrategia de la frambuesa (produce un »apetitoso» contenido publicitario de interés para el público y espera a que las personas lo consuman).
Interesante la visión del autor acerca de como la publicidad debe intentar siempre actuar de una manera ying, acercándose al espectador y usuario formando parte de su realidad y entorno. Hacer que el consumidor se sienta identificado con la marca con publicidad que le deje la miel en los labios y con ganas de mas, de volver a ver el anuncio una y otra vez. Creo que esta estrategia es la que tienen que emplear todas las compañias a la hora de publicitar sus productos en lugar de aburrir al público con esloganes infumable y repetitivos. Una marca que en sus anuncios creo que aplica bien el concepto de ying es Coca-cola el otro día estuve viendo su último anuncio (http://www.youtube.com/watch?v=LIXTildxNbo) y me pareció que sabe contactar muy bien con la realidad social en la que vivimos. La misma marca, al ser una marca de bebidas, sabe hacer buen uso del kansei en muchos de sus anuncios que literalmente dejan al espectador con ganas de mas. De esta manera hace que el usuario irrumpa en la publicidad y se sienta integrado e identificado con ella.
La publicidad debe seguir el leve balanceo que le sugieren los cambios sociales. También el sugerido dentro de su propio ámbito competitivo. Hoy en día, como se deja claro en esta lectura, lanzar dardos ciegos ya no da resultado, es un hecho, y la publicidad no está bien considerada en nuestro entorno. Por ello se debe realizar un giro absoluto en la perspectiva que tomamos del consumidor y entablar cierta relación, crear esos ‘espacios mutuos’, lo que se corresponde con el reiterado principio de ‘publicidad yin’. La publicidad debe ser amable, atractiva, debe despertar en nosotros un deseo y encender esa luz en nuestro interior que la diferencie de los demás. Que nos obligue a, inconscientemente, anhelar mantenernos cerca del producto ofrecido. Y para ello, debe ser humana y tratar los problemas de la gente, como se cita en el texto. Olvidarse de sí mismas y enfocar todo su esfuerzo hacia el consumidor, porque él es la estrella. Y nada más importa.
y proprio dentro los «espacios mutos» que nos compramos el producto de el anuncio!
Interesante libro. Lo que más ha llamado mi atención ha sido la comparación de la publicidad con los bárbaros. Considero que esta comparación es muy buena ya que es cierta, la publicidad quiere meterse en nuestras casas aunque sea a golpe de machete. Les da igual de que forma, pero quieren estar presentes, que no nos olvidemos de ellos. Esto aveces es demasiado agobiante. Creo que deberían ser menos agresivos. Además, provoca el rechazo de los consumidores hacia la publicidad, como bien dice el autor. Los consumidores nos sentimos agobiados, perseguidos, y por eso cada vez que vemos un panfleto en nuestros buzones lo que hacemos es romperlo con todas nuestras fuerzas y tirarlo a la basura con desprecio.
Coincido contigo, Clara, los métodos que utiliza la publicidad actualmente son demasiado agresivos. Sin embargo, ¿qué otra cosa han de hacer? Es cierto que en ocasiones nos «molestan», pero al pretender escapar de ellos, es lógico que nos persigan más. Con todo, sus campañas siguen funcionando y nosotros continuamos consumiendo sus productos. Quizá las técnicas que utilizan no son tan malas como todos pensamos a priori…
Esta lectura plantea un nuevo modelo de hacer publicidad alejado de las convenciones que pervivían hasta el momento. Toda la explicación gira en torno a dos términos: el yin (relación con el cliente, interés mutuo, creación de vínculos…) y el yang (enviar mensajes por todos los medios posibles, llegar a mucha gente, hincapié sobre el mensaje…). A través de ellos, Solana explica que el mundo de la publicidad ha cambiado. Los códigos utilizados son ya viejos conocidos del público que ha desarrollado un sexto sentido para evitarlos. Ese es el difícil objetivo que ha de cumplir la publicidad hoy en día: llegar a un público que no está dispuesto a escuchar su mensaje. Para ello es imprescindible crear con el un vínculo, una relación en la que el cliente sienta que también participa. Esta es la única manera de fidelizar al público. El autor rompe con los viejos conceptos de la publicidad clásica y baja a la tierra a los divinizados eslóganes, celebrities, números… Su importancia es tal en la medida en que ayudan a llegar al consumidor, no a aburrirlo. Hay que tener en cuenta también los silecios y ausencias que crean expectación. Hoy en día la publicidad debe encontrar un equilibrio entre el yang (que tradicionalmente fue lo más importante) con el yin que exige la sociedad en la que vivimos, una sociedad que ya está de vuelta de los viejos trucos, una sociedad que pide algo nuevo.
Me llama la atención que haya personas que trabajan en publicidad y no quieran percatarse de que trabajan en un sector tachado como falso, tal y como se dice en el libro. La comparación que se hace con el cuento de Pinocho no puede ser más acertada. La publicidad maneja los sentimientos humanos, y esa tarea no puede realizarse en base a una mentira, porque caerá por su propio peso. Es muy probable que si las marcas no se equivocasen habitualmente al hacer uso de esta herramienta, todos creeríamos más en la publicidad. Os dejo aquí un enlace en el que explica cómo una mala crítica ha afectado a la imagen de Danone, una marca de confianza en España: http://www.gastronomiaycia.com/2009/03/27/premio-a-la-mentira-publicitaria-mas-insolente/
cuando olvidamos que la publicidad no es real somos de frente a un anuncio hecho mal.
El libro recoge como ha quedado la publicidad tras la aparición de Internet con el que ha surgido una nueva forma de ver el mundo. Para explicar el paso de una cultura de comunicación a otra, usa la terminología del yin (en el que existe una cercanía entre el cliente con la marca) y el yang (pretende llegar de forma masiva a la gente). En el libro, Solana nos da las bases para que la publicidad sea «tragable» que no sea vista como un monstruo sino que las marcas empiecen a hablar el mismo idioma que las personas, es decir, que se centren en sus gustos y que se vean implicados en la información que están recibiendo. En mi opinión, el cambio de una sociedad a otra no debe preocuparnos. Ahora mismo, los publicistas tienen la oportunidad de asentar las bases sobre cómo será la publicidad en un futuro y son conscientes de que el público dejará de leer su mensaje en cuanto encuentre algo mejor que hacer por lo que deben ser ingeniosos (eslogan, naming…) y crear expectación. El mensaje de Solana en el libro es que debemos encontrar el equilibrio entre el yin y el yang para que la comunicación persuasiva funcione en esta nueva sociedad transformadora.
Atopámonos na era da postpublicidade, por iso é preciso cambiar as estratexias de comunicación. Non se trata de enviar infinidade de mensaxes aos consumidores e abrumalos con cousas que só lles interesan ás marcas. Esta é a técnica denominada «estratexia do dente de león». Na actualidade comézase a adoptar a estratexia contraria, a da framboesa que se adica a presentar un produto coidado e que sexa atractivo para os consumidores. A publicidade ten que deixar de ser egocéntrica e comezar a interesarse polos intereses da xente, ser unha publicidade conversadora como se di no libro. Ten que saber escoitar, xa que é ben sabido que actualmente a xente está tan esgotada de recibir mensaxes publicitarios que non quere saber máis nada deste sector. Con isto estamos contribuíndo a que a xente sexa inmune ás mensaxes é que o acceso aos consumidores sexa aínda máis difícil. Por iso precisamos crear produtos con «engagement», que produzan «kansei». Os nenos serán os nosos mellores aliados, pois sempre din a verdade e non dubidan en decirnos que algo non lles gusta.
No texto realízase unha comparación interesante entre a publicidade e a arquitectura. Aparece un novo espazo denominado «holos» ao cal accedemos a través dos diversos medios. Para manternos no centro deste espazo, precisamos emitir unha mensaxe incompleta que alimentar a curiosidade dos nosos consumidores, facer que queiran completar con información nova ese producto que deixamos a medio facer. Xa para rematar falando un pouco da aparición de novos soportes de comunicación é sorprendente o caso de Kellogg´s. Esta marca utiliza o seu propio envase para autopublicitarse, dar información sobre o seu producto e ata consellos nutricionais. É o exemplo perfecto para que vexamos que non todas as posibilidades se esgotaron, que aínda quedan recursos por explotar.
En esta lectura se pone de manifiesto el cambio de estrategia al que tuvo que hacer frente la publicidad, desde un modelo en clave de discurso impositivo (yang) a una conciliación entre marcas y consumidores, en un plano de interacción e incluso en clave conversacional (yin). Debido a una multiplicidad de los soportes informativos, el nuevo concepto de publicidad se traduce en un formato flexible y líquido, es decir adaptable a múltiples soportes y que facilite esta comunicación con el consumidor. Por lo tanto, las marcas han pasado de «cazar» a » ser cazados» mediante la elección de los propios consumidores que pasan a primer término como componentes activos. Con ello lo que se consigue es difuminar la concepción negativa de las marcas para, mediante nuestra intervención, potenciar la imagen de «marca amiga» que es lo que hoy en día prima en el mercado, lo comestible además de la creatividad.
En el anterior comentario no figuraba mi nombre y no me deja modificarlo, Carla Rodríguez Varela.
A mí me parece que el aspecto en la participación en la publicidad está muy bien, y la iniciativa de Brownie Wise, la creadora de las Tupperware parties fue revolucionaria. Antes las campañas eran mucho más generales, las empresas solo querían vender, y no tenían en cuenta las preferencias de su público. Esta especie de reuniones en las que se juntan una serie de personas y el vendedor permite un trato mucho más cercano, y conocer de forma más directa las prestaciones o valores de un producto o servicio. Las marcas consiguen estar más cerca de los consumidores y encontrar lo que de verdad le interesa al público y lo que realmente satisface sus necesidades.
Muchas veces, aunque las campañas publicitarias de masas sean completas y te informen bien, la empresa siempre te mostrará lo que tú quieres ver, centrándose más en sus fortalezas, en la medida de lo posible, y puntos fuertes; y dejando a un lado las debilidades. En estas Tupperware parties el producto es más cercano y puedes conocer de primera mano lo que te ofrece, y todas las cosas que no te gustan de él sin tener que adquirirlo necesariamente. Está claro que este trato más cercano con el público conlleva un mayor coste, pero tiene una importante contrapartida que es mejorar y adaptarse a las necesidades del consumidor.
Adaptarse ou morrer; case semella un resumo do libro. Segundo o autor, os publicistas deben deixar de lado a xa anticuada publicidade yang; deixar de dar caza aos consumidores. Agora, na era da postpublicidade, deben acoller ao yin publicitario que leve ás marcas a establecer relacións coas persoas. Abrindo deste xeito as portas á publicidade conversacional. O camiño a tomar non é complicado. Supón deixar de falar duns mesmos. As marcas deben non continuar a mirarse o embigo e comezar a “conversar” dos temas que realmente interesan á xente, iniciando unha nova senda. Mais non esquezamos que é preciso facerse ver. Facer saber á xente que a nosa marca está aí. O atractivo, o interesante e mesmo o misterioso son chaves para chegar á sociedade. As historias marabillosas, esas que gustan sen saber moi ben o porque, son outro camiño a adoptar se queremos unha publicidade eficaz. Porén non se pode ignorar unha necesaria renovación cara as tecnoloxías. Renovarse. Adaptarse aos novos soportes. Abrir mil fiestras ao holos. Pensar ideas líquidas. Deixar de lado o telecentrismo. E sobre todo e definitivamente, deixar de parecer publicidade. Humanízala dunha vez por todas. Sen dúbida, Daniel Solana non podería estar máis no certo.
El cómo y no el qué. Esa es la clave de todo. Parece que a las marcas sólo les interesa captar clientes rápidos que compren el champú de turno. La sensación que produce un anuncio, lo que recuerda, lo que evoca o lo que hace sentir con su diseño también es importante. Por desgracia vivimos en el mundo del resultado, sin importar como se llega a él. Nos olvidamos de que somos personas y de que nos guiamos por instintos. La publicidad actual no satisface esta faceta del ser humano…aunque hay excepciones, aquí dos buenos ejemplos de anuncios que saben como llegar al público:
Cuando vemos por primera vez estos dos anuncios no sabemos lo que nos quieren vender hasta el final…¿Y qué más da? Ya han captado nuestra atención. Ya nos han conseguido identificar con ese familiar que vuelve por Navidad, con esos niños que son el futuro iluminado ante el presente oscuro. ¿No vemos ahora Gadis de otra manera? Más «yin», más sentimientos, más humanismo.
¡estupenda! la elección de «utilizar» a niños porque soy la voz del futuro, la esperanza y la voz sin prejuicios.No es un caso. hay identificación y emoción.sentimiento…mas «yin».
Una obra interesante realmente, aunque, de manera consciente o no, no nos dice nada que no pudiéramos saber ya. La publicidad nos bombardea.
Como han dicho ya varias compañeras, si no me equivoco Clara y y Lucía, la comparación de la publicidad con los bárbaros es más que acertada: intentan llegar a nosotros de cualquier forma, entrar en nuestras mentes, atraparnos. El fin, por supuesto, que consumamos. De hecho actualmente, gracias a la era de la digitalización, las marcas poseen páginas webs propias. Mediante estas, como se comentaba en diversos apartados de la obra, intentan hacernos participar de una manera u otra: es como si intentaran «recompensarnos» por entrar en ellas y, para ello, nos ofrecen ofertas y promociones, descuentos para imprimir, concursos,… Tácticas para que, el próxima día, volvamos a entrar y seguir disfrutando de «esas ventajas tan maravillosas» que nos ofrecen. Pero no nos equivoquemos, no lo hacen por nosotros, lo hacen por ellos. Recordemos que vivimos en una sociedad consumista. Ellos viven de nosotros.
Evidentemente non son experto en publicidade. Porén despois de ler esta obra e observar a adecuada diferencia que fai o autor entre o Yin e o Yang, gustaríame facer unha serie de puntualizacións. Primeiramente explicarei os dous termos. O Yin sería toda aquela serie de valores que crean fidelidade e seguridade coa marca mentres que o Yang se centra en captar a atención do espectador cunha mensaxe subliminal, con algo diferente, algo que cause sensación, que rompa co xa existente. Penso que nos últimos anos se deron moitos anuncios de tipo Yang e que agora temos unha volta pouco a pouco cara ao lado Yin (aínda que moitas empresas seguen apostando polo Yang, debido aos seus grandes éxitos con esta fórmula). No entanto, o ideal sempre sería atopar o punto medio entre ámbolos dous extremos. Isto é tremendamente complicado e corres o enorme risco de «quedarte a medio camiño» e que a mensaxe se perda ou non sexa efectiva. De non estar seguro, case é mellor recurrir a un dos extremos que «quedarse a medias tintas».
Por último, gustaríame facer unha puntualización sobre un comentario moi axeitado de Iago Suárez. A publicidade evoluciona dunha maneira diferente, distinta a todo: medios e tecnoloxías. Como ben engade Xoana Pardo: Isto é «adaptarse ou morrer».
En mi opinión, los bárbaros (publicidad) ya no deben ser tanto y al menos, disimular su intención de bombardear al usuario. Tal y como se dice en el libro, los publicistas deben adaptarse a unos usuarios acostumbrados al bombardeo diario de publicidad, ya insensibilizados y mucho más exigente. Como dice mi compañero Diego, lo importante es establecer un punto intermedio de Yin y Yang, pero creo que hoy en día encontrar el Yang es cada vez más complicado. Ya nada sorprende, salvo los grandes mensajes, que llaman la atención a la sociedad. Anuncios como este: http://www.youtube.com/watch?v=BiOwn_gmAos, creo que, con riesgo, han sabido tener un nivel de Yang suficiente para llamar la atención, siempre con el riesgo de ser demasiado atrevidos. Para terminar, me gustaría llamar la atención sobre las redes sociales, cada vez más importantes para las marcas y para el contacto con el usuario y la consecución de fidelidad del usuario. Un buen ejemplo de esto, es la cuenta de Twitter de Domino’s pizza España, desde donde se promociona la marca, se informa a los usuarios y se crea un vínculo real entre usuario y marca.
Bueno, yo espero ser más breve que algunos de mis compañeros (para no romper mi imagen de marca).
El texto una vez más me parece interesante. Me llama mucho lo de las cosas ying y yang, en lo que le doy toda la razón. También estoy de acuerdo con la publicidad de impacto vs. publicidad de experiencia, sin duda hemos aprendido a esquivar la publicidad de una manera sorprendente, pese a que esté colocada en los puntos fuertes del encuadre, tenga colores llamativos o inclusive si hay un perro montando en bicicleta tocando la guitarra. Hay que crear una publicidad que atraiga, no que impacte. Un pequeño ejemplo lo veo en las campañas de Banco Sabadell, en lo que llamaban «conversaciones de futuro», o algo así. Ciertamente me parecieron llamativas, intrigaron mi curiosidad, sin ser realmente un anuncio de un banco. No hablaban del tipo de interés, de la batería de cocina que te dan cuando haces una nómina, etc.
Pero para no romper mi línea argumental habitual (ya que sí lo estoy haciendo con la extensión), decir que se nota que el autor es publicista. Sabe vender su libro. La exposición de ideas es muy correcta, comienza con una idea sencilla y la va desarrollando con la lógica y el silogismo todo su argumento. Cosa que a mi no me convence del todo. El silogismo es una de las mejores maneras de embaucar al necio. Soy necio, pero gracias a la publicidad de impacto, ya no me convencen tan fácilmente.
Aunque Postpublicidad habla tempranamente de un cambio de ciclo, y de una publicidad mucho más yin, y de tendencias que tienden a imperar, termina siendo un escrito mucho menos rompedor de lo que imaginaba. Pero, pese a ello, es un muy buen compendio de elementos a tener en cuenta. Muy práctico para saber qué no hay que hacer, y las claves de un producto «comestible». Me ha dado la sensación de que ciertos elementos muy básicos e inteligibles, como el uso de la experiencia personal, están explicados concienzudamente, mientras que otros, más refinados, apenas están desarrollados.
Al margen del libro, es interesante analizar ciertos componentes del mensaje publicitario, como la publicidad participada (Tupperware parties, o cómo adelantarse al futuro) o el kansei. Éste, como bien señala mi compañero Iago, podría explotarse mucho más, gracias a lo gráfica que se vuelve nuestra sociedad. La técnica de los soportes electrónicos ha avanzado tanto que la percepción visual se ha convertido en un placer para los sentidos, y he de reconocer que muchos anuncios los disfruto por la forma, y no por el contenido.
También me parece útil las apreciaciones sobre medios líquidos, y la gran diferencia que existe con los medios tradicionalmente explotados. Las agencias tratan Internet de formas muy diferentes, y ya es imposible negar el impacto de las campañas virales, los espacios compartidos…en definitiva, una actualización del yin. Sobre todo, destacar el concepto de creatividad holística, que sin renunciar a la tan necesaria «idea única», propone un concepto creativo que se adecúa a los entornos líquidos. Porque no es el mensaje el que muta, sino el medio de comunicación, y esta es la clave con la que yo me he quedado.
Como se suxería neste blog, a modo de lectura recomendada (mais ben obrigatoria) debo dicir que este libro, ademais de entretido e didáctico é á súa vez filosófico, pois leva á reflexión. E digo isto porque me fixo reparar en moitos aspectos da publicidade que ata o de agora, ao igual que o resto dos mortais que non teñen contacto coa mesma, pasaba por alto. Falo de cousas tales como o feito de que os spots publicitarios para TV están en decaemento, e que agora hai que modernizarse nas redes, buscar novas formas de publicitar, e sobre todo pensar no público. Ben é certo que a regra por excelencia dun anuncio é persuadir: ¡Compre isto! ¡Compre isto outro, que é mellor! Mais isto non é o que quere a xente, porque como ben se segue dicindo nos puntos nos que se divide o libro, a xente está saturada de información publicitaria, e xa ten procesos automáticos de rexeitamento.
A miña opinión, se é que serve de algo, e que é un artigo digno de ler, especialmente para aqueles que se moven tanto no ámbito da publicidade como do audiovisual en xeral, pois fai recapacitar sobre moitas cousas que pasamos por alto e obviamos a cotio.
Me alegro un montón de haber optado por creer que este libro era de lectura obligatoria, ya que leyéndolo he disfrutado un montón. Ameno, entretenido, informativo. Me ha servido para darme cuenta de que la publicidad es más compleja de lo que a simple vista aparenta. Estoy de acuerdo con muchas de las opiniones del autor, aunque pienso que a veces se pasa un poco de metafórico, que no niego que sea un buen método para hacernos comprender conceptos un tanto complejos, pero aún así puedo decir que muchos no me han quedado claros, como los «holos» o la «liquidez» publicitaria.
Me pareció muy acertado el comienzo del libro, en el que habla del yin (referido al aspecto emocional o atrayente de los productos) y el yang (referido al aspecto comunicativo y de difusión de los productos) en la publicidad, ya que pone de manifiesto la doble naturaleza de la publicidad, cercana y fría a la vez. Yo entendí que los productos yin son aquellos que necesitan poca publicidad, o no necesitan directamente, ya que ellos mismos, con su nombre, atraen a los consumidores. Pienso que puede ser así como el aura de la marca. Podría ser Apple, BMW, o Zara. Pero por el contrario los productos yang son aquellos que, haciendo referencia a otra parte del libro, disparan el producto 360º en redondo.
Otro de los aspectos que me gustó mucho por parecerme sumamente curioso es el del kansei. Puede parecer algo muy superficial (literalmente lo es), pero en realidad con esta estrategia están acercándose a la parte más primaria del ser humano, a que no pensemos, a que solo por el hecho de ver y tocar, el producto ya nos pueda gustar, y que además los niños están muy relacionados con esto. Me vino a la mente el spot del nuevo Seat Leon, en el que vemos a un niño que ve el nuevo coche de su padre y mientras mantiene un juguete parecido a una nave espacial, en la mano. Al final, cuando entra en el vehículo y aprecia las luces de las puertas, el tacto del cuero, las luces del salpicadero… se queda alucinado aunque no tenga ni idea de coches, y tira el juguete al suelo.
Como hay que ser concisos, me limité a hablar de los dos temas que más me gustaron, preferiblemente a los que no entendí demasiado.
Me alegro de haberlo leído, sumamente instructivo y ameno.