Os dejo un enlace a algunos spots de la Superbowl de esta año. Este evento es una competición deportiva que ha adquirido gran notoriedad como escaparáte publicitario (de los anuncios). Hablaremos de esto tambien.
Os dejo un enlace a algunos spots de la Superbowl de esta año. Este evento es una competición deportiva que ha adquirido gran notoriedad como escaparáte publicitario (de los anuncios). Hablaremos de esto tambien.
Sociedad y la publicidad avanzan –o al menos caminan– de la mano. Me resulta difícil creer que hace algunos años –no muchos– una marca de coches se propusiese hablar de ecologismo o de feminismo en la final de la Superbowl.
Desde el punto de vista comunicativo, se corrobora la tendencia a la utilización de pequeños relatos –como vemos en el spot de Audi o en el de Budweiser–, que destacan por su ‘memorabilidad’. Y podemos ver también un componente emocional en la práctica totalidad de los spots.
En cuanto a la intención política que se resalta en el artículo, me surge una duda. Está claro que alguien ha votado a Trump. Concretamente, unos 60 millones de americanos. Y supongo que ese alguien tendrá más o menos dinero y lo utilizará en mayor o menor medida para comprar productos. Quizá algunos de estos diez. ¿O no?
Mi duda es: ¿Renuncian a este grupo de consumidores los anunciantes que utilizan el tema del ecologismo (Kía), del feminismo (Audi), del mestizaje cultural (Coca Cola), de la inmigración (Budweiser o 84 Lumber)? ¿O la elección de un presidente –y los valores que representa– no tienen nada que ver con la decisión de comprar un producto? Deduzco, no obstante, que los anunciantes se habrán hecho estas preguntas antes que yo y las respuestas obtenidas les habrán conducido a dar luz verde a los spots.
Sociedad y la publicidad avanzan –o al menos caminan– de la mano. Me resulta difícil creer que hace algunos años –no muchos– una marca de coches se propusiese hablar de ecologismo o de feminismo en la final de la Superbowl.
Desde el punto de vista comunicativo, se corrobora la tendencia a la utilización de pequeños relatos –como vemos en el spot de Audi o en el de Budweiser–, que destacan por su ‘memorabilidad’. Y podemos ver también un componente emocional en la práctica totalidad de los spots.
En cuanto a la intención política que se resalta en el artículo, me surge una duda. Está claro que alguien ha votado a Trump. Concretamente, unos 60 millones de americanos. Y supongo que ese alguien tendrá más o menos dinero y lo utilizará en mayor o menor medida para comprar productos. Quizá algunos de estos diez. ¿O no?
Mi duda es: ¿Renuncian a este grupo de consumidores los anunciantes que utilizan el tema del ecologismo (Kía), del feminismo (Audi), del mestizaje cultural (Coca Cola), de la inmigración (Budweiser o 84 Lumber)? ¿O la elección de un presidente –y los valores que representa– no tienen nada que ver con la decisión de comprar un producto? Deduzco, no obstante, que los anunciantes se habrán hecho estas preguntas antes que yo y las respuestas obtenidas les habrán conducido a dar luz verde a los spots.
Me parece muy interensante que este año gran parte de los aununcios de la Superbowl hayan ido dirigidos con clara mensaje crítico hacia la llegada a presidencia de los Estados Unidos de Donald Trump y su política de veto migratorio, la que lo ha hecho más directamente es la empresa Lumber hace clara referencia a la frontera de Estados Unidos y México, en él vemos a una mujer y su hija viajando por México hasta la frontera. Allí se topan con un muro que les impide continuar su camino. Pero tambíen otros como el de Budweiser que refleja la inmigración a través de la historia de su fundador y Airbnb que lo hace a través de multitud de fotografías de diferentes razad
La publicidad año a año es un reflejo de lo que pasa en la sociedad. Las marcas, pretenden llamar la atención de los consumidores, y por ello utilizan en numerosas ocasiones a personajes públicos (cómo Justin Bieber en el anuncio de T-Mobile o Magic Johnson en el de Honda) que actúan de gancho para la venta de los productos de dichas marcas. Sin embargo, en el caso de la Superbowl; es un espectáculo deportivo que mueve inmensas masas de dinero, por lo que tal y cómo se puede apreciar en los anuncios, sólo las marcas con mayor potencial económico pueden publicitarse en este evento. Por ello, la mayoría de los anuncios están relacionados con el sector del automóvil o de la tecnología, que por norma general son los que más capacidad económica demuestran. En cuanto al tema político, como decía antes la publicidad es un reflejo de la sociedad año a año; es cierto que Donald Trump ganó las elecciones con una inmensidad de votos, sin embargo son las marcas las que demuestras que la población estadounidense está muy en desacuerdo con ciertas medidas del magnate, cómo por ejemplo la del veto de inmigración (como se ve en el anuncio de Budweiser).
Es evidente que la Superbowl se ha convertido en un fenómeno de masas a lo largo de los años. Va mucho más allá del deporte, es un espectácuo que paraliza el mundo. De hecho es el evento deportivo que más dinero mueve en todo el mundo.
Las marcas lo saben muy bien. Por este motivo los anuncios de la Superbowl se subastan a altos precios y solo las grandes marcas pueden permitirse tener estos espacios. Saben que por unos segundos, serán vistos por millones y millones de personas y por eso los anuncios de la Superbowl suelen ser los más llamativos con el fin de llamar la atención de los consumidores. De hecho muchas marcas crean verdaderos cortos cinematográficos, contratando a las estrellas mediáticas más cotizadas. Otras empresas, en cambio, aprovechan para emitir un mensaje (al margen del producto en sí) como podría ser en este caso el anuncio de Budweiser.
Es tan exagerada la repercusión y tradición de este evento, que existe incluso unas expectativa previa sobre los anuncios, todo el mundo está pendiente y está deseando dar su opinión sobre ellos en las redes sociales. Muy pocos eventos generan esta clase de comportamientos.
En un evento como la Superbowl, son las marcas con mayor dominio en el mercado las que pueden emitir sus anuncios. En esta ocasión éstas han tirado de espectacularidad, cameos de estrellas infalibles e historias que tratan temas de actualidad para aprovechar la oportunidad y calar hondo ante este evento de masas. Saben que la repercusión está asegurada y en un momento tan excitante y divertido como la Superbowl, será más eficaz que los anuncios entren por los ojos, sin importar incluso lo demagogas que puedan resultar las historias que contienen.
La Superbowl. Desde hace años las empresas estrenan anuncios hasta ese momento inéditos y que en muchas ocasiones están repletos de estrellas, como ha ocurrido en este 2017. Dejando al margen la polémica que supone el hecho de que este año muchas marcas hayan orientado su spot hacia una especie de contraataque contra la política del nuevo presidente de los EE.UU, me gustaría centrarme en lo económico del asunto, el negocio en sí. Según la Asociación Americana de Marketing, un spot de 30 segundos cuesta a los anunciantes este año 5,02 millones de dólares ( lo que serían unos 4,6 millones de euros). Me llama mucho la atención cómo con el paso de los años la publicidad se ha convertido en algo cada vez más imprescindible y cómo la competitividad ha aumentado hasta límites insospechados; clara muestra de ello es que el precio actual sea un precio que se ha doblado en la última década ( para hacerse una idea, el precio en 1967 por 30 segundos de anuncio era de 42.000 dólares ). Realmente me suscita curiosidad el motivo de este exagerado aumento y más aún saber hasta dónde llegará. Sin duda la Superbowl es equiparable a un edén para la publicidad, no obstante,¿hasta qué punto esos 30 segundos de gloria pueden influir en un comprador? No puedo evitar preguntarme si la capacidad de estos anuncios se podría estar empezando a sobrestimar, aunque las ingentes cantidades de dinero que existen de por medio me hacen suponer que no es así.
Como siempre la Superbowl es uno de los eventos mas llamativos a nivel Estadounidense y cada vez mas a nivel mundial. Los anuncios durante este partido siempre son de grandes empresas tanto internacionales como americanas. Este año han buscado utilizar tanto cameos con grandes estrellas como John Malkovich o Magic Johnson. Esto es típico en las marcas, siempre han usado a famosos para dar credibilidad y acercarse al gran público.
La nota discordante han sido los anuncios en contra directamente de las ideas del Presidente Trump sobre todo hacia sus políticas migratorias. Pero esto solo crea en mi una pregunta, ¿realmente es rentable para estas marcas recortar a un sector de sus posibles clientes de esta manera? Y su forma de influir en la población… ¿deberían las marcas tratar de influir en nuestra ideología o tratar de modificarla hacia lo que a ellas les interesa?