Os dejo dos enlaces de temas distintos y muy alejados pero que tienen que ver con asuntos conflictivos en nuestro ámbito. Por un lado publicidad, internet, bloqueadores y demás como fuente de dificultad de acceso de los anunciantes a los navegadores. Esta es una posición beligerante, pero hay otras opiniones.
Por otro lado, censura y publicidad, al hilo de una campaña de Netfix para la promoción de la película «Fe de etarras». Se admiten opiniones sosegadas y reflexionadas.
Ambas entradas me hacen reflexionar bastante sobre el tema de los límites en la publicidad.
En el caso del primer artículo, estoy totalmente de acuerdo con el autor. Me parece que es normal que las empresas intenten, de alguna u otra forma, limitar la recogida de información, obtenida sin permiso. Más cuando esta recogida, acaba convirtiéndose en un molesto bombardeo, que sufrimos los usuarios.
Sobre la publicidad de Netflix, el debate, me parece, que se escapa ya a lo meramente publicitario. Es más un problema y un debate social demasiado complejo. Publicitariamente, es una estrategia en el límite de lo correcto, que no es la primera vez que la compañía la emplea. Pero en este país, como siempre, solo nos quejamos cuando se tocan ciertos temas que nos quedan cerca. Cuando los criminales son de Medellín (recordemos que llegaron a colaborar con ETA), nos reímos de lo ingenioso de poner en la Puerta del Sol por navidad el slogan «Blanca Navidad». Tachamos incluso de exagerados a los que se quejan porque esto puede ofender a las víctimas. Ah, pero si lo mismo lo hacemos hablando sobre ETA, y en San Sebastián, aparecen los que se quejan por todos lados.
En conclusión sobre esto ¿la campaña de Netflix es en cierta manera ofensiva? Pues en cierta manera, si. Pero no solo lo es en el caso de ETA, y se debería seguir el mismo criterio de queja, independientemente de los criminales de los que hablemos. Pero publicitariamente, lo que hay que reconocer, es que funciona.
Estou de acordo co autor do primeiro artigo na necesidade de limitar a recollida de información por parte das empresas xa que, resulta moi molesto buscar algo en internet e que despois lle apareza durante varios días. De feito, isto non favorece en nada á empresa anunciante posto que na maioría das ocasións ignoramos o anuncio debido á insistencia.
Respecto ao segundo artigo gustaríame destacar que esta non é a única campaña publicitaria que podería facer dano a moitas persoas. Con isto non quero dicir que vexa ben este tipo de campañas senón que o único que quero destacar é que deberíamos de utilizar o mesmo filtro para todas elas.
Con respecto al primer anuncio, mi postura se identifica con la del redactor, a pesar de que opino que utiliza un tono particularmente beligerante con las empresas publicitarias. Si bien es cierto, el trato de dichas empresas respecto a los consumidores, se vuelve más abusivo según pasan los años. Los anuncios son más intrusivos y más molestos, Internet está plagado de pop-ups, vídeos con sonido que se auto-reproducen y demás cosas por el estilo (menos mal que prácticamente ya no existen las barras de navegador publicitarias que saturaban Internet Explorer hace unos 10 años cuando inconscientemente las instalabas sin querer). Este estilo que han adoptado las empresas publicitarias, bajo mi punto de vista, perjudica la experiencia del usuario y puede llegar a lograr que su imagen se vea denostada para la mayoría. Por lo tanto me parece justo que se limite, hasta cierto punto, la agresividad de los anuncios y rastreos online. No les vendrá mal tener que cortarse un poco y replantearse la manera de hacer las cosas.
Del segundo artículo, opino que se está exagerando demasiado por un cartel. La furia que ha desatado en ciertos sectores de la sociedad por tachar una palabra me ha dejado algo confundido. Si bien es cierto que no soy víctima de terrorismo, no me parece que el cartel pueda llegar a ser tan doloroso, ofensivo, deshonroso, dañino y humillante como parece serlo. El caso es que se está hablando del tema, por lo que es una campaña que ha funcionado bien. No hay que criticar el cartel, lo que hay que criticar es la película cuando salga, si es que de verdad lo merece.
Una breve corrección, en la primera línea, en lugar de «anuncio» quería decir «artículo»
Con respeto á primeira entrada, a miña opinión sería bastante semellante á do autor. Nun principio, existen anuncios e distintas publicidades online que poden mellorar a nosa experiencia mentres navegamos pero debemos ser consciente dos límites. Persoalmente, considero que xa se sobrepasaron e, como é lóxico, a ningún usuario nos gusta sentirnos atosigados e perseguidos a cada momento e, en canto poidamos evitar esta saturación, farémolo. De aí que Apple, como empresa, intentará favorecer aos usuarios e esta aposta sen dúbida creo que recibirá unha boa acollida. Polo tanto, a axencia debería ser autoconsicente da verdadeira situación da súa publicidade.
No referido a Netflix, creo que existen e existiron moitas campañas, anuncios, etc. que crean debates e polo tanto, unha controversia ao ser redor que lles favorece, mais cómpre diferenciar qué tema subxace nesa publicidade. Neste caso considéroo un tema suficientemente delicado, que non é doado que pase inadvertido polos posibles ofendidos e polo tanto, novamente, que a publicidade se excedeu.
Respecto al artículo que habla sobre el cartel empleado por Netflix para publicitar su nueva película «Fe de etarras», he de decir que no estoy para nada de acuerdo con lo que dice el artículo. El cartel me parece una obra maestra de la publicidad y muy arriesgado, por lo que me gusta más aún. Igual que el de «Blanca Navidad de Narcos» realizado por Netflix y al que también se le pusieron pegas. El problema no es el cartel, sino la forma en la que lo interpretes. El de Narcos, simplemente era un guiño bastante cómico a la serie, pero ya se empezó a deducir que hacía apología a las drogas, lo cual no es cierto. Sobre este nuevo cartel se dice que humilla a las víctimas del terrorismo. Perdona, ¿dónde exactamente? ¿Se hace alguna referencia directa y ofensiva a estas víctimas? No. Desde mi punto de vista, y repito, el problema es cómo la gente interpreta y cómo la gente quiere interpretar las cosas, que además en este mundo, nos encanta sacar las cosas de quicio.
En cuanto al otro artículo, estoy de acuerdo con lo que escribe el autor. Creo que ningún usuario, o muy pocos, están a favor de la múltiple publicidad que aparece en la web, es atosigante y me permitiría decir incluso que desquiciante. Cualquier forma de evitarla me parece un gran avance. Pienso que las empresas deberían de mejorar la publicidad online, ya que creo que la forma en la que se desarrolla actualmente, no es la acertada. Hablando desde mi experiencia personal, yo los anuncios los salto, cierro… etc, porque me molestan cuando estoy navegando por internet y me hacen perder el tiempo.
Despois de le restes artigos e de reflexionar sobre ambos podo dicir que, no primeiro deles, considero que na publicidade así como en todo débense establecer certos límites, xa que a reincidencia de anuncios sobre bens ou servizos que xa obtivemos crea nos usuarios unha mala imaxe sobre ese ben ou ese servizo e inclusive pola marca de ambos. Da mesma maneira, ese feito fai que o usuario se decate de como é que está sendo vixiado polo que crea unha certa inquedanza. Pola contra, tamén cabe comprender os intereses das marcas en que non se limite a publicidade pois supón a perda dunha das súas estratexias, a publicidade na rede.
En canto á segunda das noticias, penso que se está esaxerando o contido do slogan publicitario, facendo diso unha polémica que puido ser, por outra parte, xa buscado para dar a coñecer o filme. Asemade, ao falar de ETA dende un punto de vista- o único aspecto que fai orixinal as películas- humorístico e cómico é un feito canto menos curioso, aínda que ben é certo que iso se debe facer dende o máximo respecto cara as vítimas de dito grupo terrorista. Por iso, estimo preciso que o filme siga o seu recorrido e de ser un filme que teña pouca ou ningunha consideración ás vítimas así como aos familiares das mesmas, se tomen as medidas pertinentes neste ámbito.
Concordo coa opinión de Irene Lado no tocante ao tema do cartel de «Fé de etarras», xa que como ben di ela a problemática está en como o público interpreta as cousas como quere, xa que na miña opinión trátase dun cartel chama a atención do espectador, fai certa gracia se o interpretas desde o humor pero non vai máis alá diso, xa que non implica ningún tipo de falta hacia as víctimas do grupo terrorista, é como se polos carteis da serie Narcos como o de «Oh blanca navidad» ou o da mensaxe de texto «sé fuerte» o interpretásemos como unha falta hacia as víctimas do narcotráfico e a drogadicción.
Tamén coincido coa maioría dos meus compañeiros en canto á postura do redactor do primeiro artigo, é dicir, si se debería limitar a cantidade de información persoal á que poden acceder as empresas xa que rematamos por sentirnos atosigados pola cantidade de anuncios que estas nos disparan en relación aos nosos gustos e búsquedas da internet e rematamos por aborrecer certos produtos.
Cualquier usuario estará a favor de la iniciativa de Apple pues limitaría el control que los medios tienen sobre nuestros datos, y que según este artículo, les permite incluso recrear nuestro historial de navegación, todo ello sin permiso. Será un alivio establecer ciertos límites, y es que además, no es algo que los usuarios valoren en alta estima ya que es habitual que tal bombardeo acabe cansando. A veces diría que consigue el objetivo opuesto y acabamos aborreciendo el producto.
Con respecto a la campaña de promoción de Netflix, es posible que la campaña en sí no se merezca ni el reconocimiento ni las crítica que está recibiendo, la cuestión aquí se trata de que si con ello ofendes o hieres la sensibilidad de alguien tal vez no debería hacerse. Más allá de la opinión de cada uno, es un tema peliagudo que seguramente cause opiniones negativas entorno al producto, y que haga que luego este se resienta, ya sea por el target al que estemos ofendiendo o el que simpatiza con él.
Con respecto al primer artículo me parece que lo que está haciendo apple es proporcionar una experiencia mas cómoda para las personas, ya que hoy en día la sobresaturación de publicidad en todas las páginas es tal que le acabas cogiendo manía a muchas marcas o simplemente dejas de entrar en ciertas páginas por la cantidad de publicidad. Creo que la demanda de bloqueadores de anuncios por parte de los internautas es algo que tuvo en cuenta apple para conseguir que mas gente se decida por esta marca y su navegador. Me parece que aparte de una buena forma de comercializar la marca, aparte es algo que por primera vez puede ayudar a las personas a la hora de utilizar internet.
Sobre el segundo artículo me parece demasiado sensacionalista, pero siendo España no me extraña. Parece que en este país solo ofende lo que el gobierno decide, creo que no tiene sentido quejarse de esto cuando hubo campañas que de verdad ofendieron a colectivos directamente como el del autobús transfóbico. No creo que en este caso se ofenda a las víctimas, yo por lo menos no veo en ningún lado ninguna referencia a esas víctimas. Es que no tiene sentido lo mires por donde lo mires, por ejemplo la campaña de Narcos, no creo que nadie se sintiese ofendido por su campaña. Creo que lo que mas molesta al gobierno es la temática de la serie…pero por esa regla de tres cualquier serie que trate por asi decirlo de “antiheroes” ofendería a alguien.
Con respecto al primer artículo, estoy totalmente de acuerdo con el autor. Últimamente este tipo de publicidad se ha vuelto cansina, como dicen mis compañeros creo necesario unos límites. Muchas veces mi madre que no está muy metida en el mundo de internet se asusta por las recomendaciones y sugerencias que le hace internet.
No solo me canso de ver los anuncios continuamente, también me canso de explicarle a mi madre por que internet sabe lo que necesita.
Con respecto al segundo artículo me parece que es un tema delicado. A mi sí que me parece una falta de respeto hacia las victimas y familias que han sufrido ataques terroristas y yo desde luego no haría publicidad con algo así. Lo que busca Netflix con este tipo de anuncios es buscar la polémica y llegar así a más usuarios, como técnica publicitaria está genial.
Parece que Netflix sigue un estilo basado en la célebre frase dicha por Salvador Dalí «que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mi, aunque confieso que me gusta que hablen mal porque eso significa que las cosas me va muy bien». Con esto quiero decir que ya con el cartel de Narcos hubo polémica le funcionó y ¿por qué no va a repetir después de la buena experiencia?
En lo que respecta al primer artículo, creo que se explica muy clara y cercanamente el poder que tienen las agencias publicitaras y lo mal informadas que están respecto a lo que verdaderamente le interesa al usuario. Apple siempre ha sido una marca muy preocupada por sus consumidores, y no me sorprende que haya decidido llevar a cabo esa nueva idea mejorando la experiencia de los mismos. Al fina al cabo, sigue siendo buena publicidad para ella, pero en este caso no a través del propio producto, sino a través de los consumidores.
En lo que respecta al segundo artículo relacionado con la campaña de Netflix, se trata de un claro ejemplo de la falta de límite de las agencias publicitarias. En los último años lo único que han procurado dichas agencias no es promocionar su producto, sino llamar la atención del público, así como de los medios. Ya no se procura intentar gustar a todo el mundo, sino que cuanta mayor sea la controversia mejor, al fin y al cabo lo importante no es que hablen mal o bien, sino que hablen.
Empezando por comentar el artículo sobre Apple y la publicidad on-line, creo que todos estamos de acuerdo en que la cantidad de publicidad que los internautas consumen, ven, escuchan o leen es bochornosamente alta. Yo mismo me quejo y hago uso de bloqueadores de publicidad (en algunas websites lo desactivo, como por ejemplo, YouTube, para premiar aquellos usuarios los cuales disfruto con su contenido y creo que merecen monetizarlo mediante la anuncios). Pero, por otra parte, ¿qué pinta Apple en todo esto? Está claro que lo que pretenden va a beneficiar a los usuarios (que usen productos Apple para navegar por Internet), pero creo que también va a beneficiar a la entidad de una forma bastante notable. Pienso que Apple no hace esto por mero altruísmo para que el internauta tenga una mejor experiencia. Es una cuestión de mejorar la reputación de marca, de tener mejor imagen para todos aquellos que hacen uso de productos tecnológicos para navegar por la red. De ser la empresa que «hizo que la publicidad en SU navegador fuera menos invasiva». Obviamente no lo veo mal, pero creo que es un aspecto a tener en cuenta.
Respecto al cartel de la nueva película de Netflix pienso que es exagerado decir que se está humillando a las víctimas de ETA por tachar la palabra «español» en un cartel. No entiendo qué puede ofender. Supongo que no es una simple polémica por un cartel, si no que esta clase de reacciones obedecen a un problema social bastante profundo y que no se puede explicar al 100% en unas pocas líneas. Mi criterio no ve ningún tipo de ofensa o de humillación hacia las víctimas. Estos días he leído en Twitter a unas cuantas personas que cancelaban su suscripción a Netflix por este asunto, y muchas de ellas decían que no iban a financiar a empresas que apoyaran el terrorismo. Obviamente me hizo gracia por la exageración del asunto.
Con respecto al primer artículo, considero que a pesar de que me postulo firmemente a favor de la opinión del autor en contra de la abusiva y cansina publicidad que nos ahoga cada vez que navegamos por internet, veo un alto grado de hipocresía en este tipo de acciones como la realizada por Apple, que parece disfrazar intereses propios en una mejora en las condiciones de la experiencia del consumidor durante la navegación.
Que los navegadores apliquen extensiones para bloquear anuncios se convertirá en justicia el mismo día en que estas compañías dejen de tener a la publicidad como una de sus fuentes de ingresos.
En lo referente al segundo, personalmente no considero ofensivo el mensaje que Netflix traslada con la promoción de «Fé de etarras», pero entiendo que alguna gente pueda sentirse ofendida, o simplemente incómoda con la forma que la compañía estadounidense ha elegido para promocionar este nuevo formato.
Quizás sería interesante abrir un debate de hasta donde puede la libertad de expresión llegar sin dañar sentimientos o la memoria histórica, pero estamos estudiando publicidad, estudiamos como llegar a comunicar algo a la gente, por lo que me pregunto: Sin esta polémica, ¿cuántos habríamos oído hablar de esta película?
En cuanto a la primera noticia de que Apple va a bloquear la publicidad de su navegador, estoy a favor de que lo haga. Si no tienes un bloqueador de publicidad se hace bastante molesto navegar por internet porque no dejan de aparecer anuncios que, en ocasiones son de nuestro interés, pero en la gran mayoría no. Y lo de que no te dejen de aparecer anuncios sobre cosas que has mirado, puede parecer que te interesan muchísimo, pero en realidad lo que consiguen es que te sientas espiado y que acabes cogiéndole manía a la marca.
En cuando a lo de Netflix, personalmente no me siento ofendida, pero si que es cierto que poner este cartel en San Sebastián, donde hay mucha gente que ha vivido de cerca el terrorismo y conocerán de primera mano a personas que han vivido en sus propias carnes las barbaridades cometidas por ETA años atrás, ha sido arriesgado por parte de Netflix, estaba claro que alguien se iba a sentir ofendido, juegan con un tema bastante serio. También es verdad que a Netflix la memoria histórica de un país que ni siquiera es el suyo le viene dando igual, su objetivo era publicitar la película y lo ha cumplido, de hecho estamos aquí hablando de ella.
Sobre el primer articulo: Me parece una idea estupenda y estoy totalmente de acuerdo con el autor. Es hora de que se empiece a controlar todo este tipo de publicidad y que los anuncios pasen por ese «filtro». Me ha hecho mucha gracia la industria de la publicidad crea que a los usuarios les gusta tener que cerrar cincuenta mil ventanas cada vez que entran en una página web, cuando no es así.
Sobre el segundo artículo: Estoy de acuerdo con mi compañera Lorena, si se está haciendo algo que tal vez pueda molestar a alguien ya habría que cuestionarse si merece la pena hacerlo. Creo que Netflix hace este tipo de publicidad para llamar la atención de los espectadores y para causar polémica, lo que le funciona perfectamente como campaña publicitaria, pero ya se verá cómo acaba todo este tema.
Respecto ao primeiro artigo, estou dacordo co que plantexa o seu autor. Navegar por Internet convértese, en moitas ocasións, nunha incansable loita por tentar evitar e rexeitar as enormes cantidades de publicidade que nos atosigan, perseguen e saturan. Paréceme correcta polo tanto a medida que quere levar a cabo Apple, tentanto xerar un espazo de maior seguridade para os seus usuarios. Mais, por outra banda, debemos ser conscientes de que vivimos nunha sociedade capitalista e mercantilizada, fundamentada na compra e venda de produtos, así como no enriquecemento e acumulación de capital. Polo que tampouco me parece sorprendente que os interesados en seguir desenvolvendoo e en aumentar as súas ganancias carguen contra Apple. É unha decisión perfectamente entendible dende un punto de vista obxectivo. O que non quere dicir que sexa moral nin acertada.
Respecto a outro artigo, podo dicir que é o de sempre. Vivimos nun país no que o políticamente correcto é moi cuestionable dependendo de quen o determine. Non considero que a campaña ataque, agreda ou dañe a ningún colectivo. Mais o feito de que se tache a palabra «español» e apareza en grandes letras a palabra «etarras» xa é motivo de alporización para os subalternos do Réximen, que buscan nesta denuncia, unha excusa máis para sentirse realizados ante a inminente ruptura e e desmantelación dun país con profundas feridas e profundos conflictos internos.
Ambos artículos recogidos en esta entrada permiten una profunda reflexión. Respecto a “La publicidad y su realismo mágico”, estoy de acuerdo con su autor. Considero que la publicidad ha llenado Internet con sus mensajes, por lo que ahora los usuarios le restamos valor y la vemos como nuestra propia enemiga, como si simplemente fuese un estorbo. Por ello que casi todos apoyemos políticas como la que Apple va a seguir con sus cookies. La solución que las agencias publicitarias deben tomar ante estas iniciativas es cambiar su modo de hacer publicidad, no buscar un bombardeo continuo, sino campañas que se relacionen con nosotros, que no nos ofendan y busquen un vínculo con los consumidores. De esta manera, con una publicidad pensada más para los humanos y menos para una marca con poca autocrítica, podremos cambiar nuestra opinión sobre la misma y no ver necesarias acciones como las de Apple, valorando más las campañas publicitarias.
Respecto al artículo sobre Netflix, quizá por ser ajena a víctimas del terrorismo de ETA no veo su real magnitud, pero considero que es exagerada la respuesta que obtuvo este cartel. Con publicidad que esta empresa ha realizado anteriormente como la de “Oh, blanca navidad” de Narcos no se obtuvo tal nivel de indignación, a pesar de ser un tema convulso socialmente. Incluso en ocasiones se ha juzgado como ingenioso o con el toque de picardía exacto –aunque también haya habido opiniones en contra, pero creo que no tantas como con la publicidad de “Fe de etarras”. Considero que no debemos juzgar estos carteles en sí, sino la posición que tomen las respectivas película y serie acerca de los temas sobre los que versan. Si la posición es dañina u ofensiva por mero morbo podremos entrar a una crítica mayor, pero si la publicidad hace referencia a algo que se trata en la obra audiovisual, no creo que se deba pedir su retirada. De hecho, viendo que está en boca de todos, es una publicidad que funciona bien.
Respecto al primer artículo, estoy de acuerdo con la posición que adopta el autor y con la decisión tomada por Apple. El bombardeo publicitario en internet llega a tal nivel que acaba haciendo un efecto rebote y creando odio hacia la propia marca y la publicidad en general. Personalmente, aún a día de hoy me aparecen pop-ups y banners relacionados con productos que busqué igual hace más de un año, y en algunas marcas particulares de manera exagerada y acosadora (como en Sheinside y demás). Al final la conclusión que saco como consumidora es que no merece la pena prestar la mínima atención a ninguno de estos anuncios, con lo que no veo hasta qué punto son efectivos.
Sobre el segundo tema, el cartel promocional de Netflix, me parece que las reacciones han sido exageradas, o mal enfocadas en todo caso. Puedo entender que cause controversia el hecho de producir una comedia a partir de algo como el terrorismo, pero de ahí a criticar el cartel promocional argumentando que es ofensivo hacia las víctimas sólo por tachar una palabra y mencionar otra en letra grande hay diferencia. Parece que la controversia realmente no viene del cartel en sí, sino del hecho de que se esté mencionando un hecho histórico que para muchos es doloroso pero no deja de ser real. Personalmente no creo que se deba juzgar ni el cartel ni el producto de ofensivos antes de ver cómo efectivamente se ha enfocado el asunto en la película.
Sobre el primer texto estoy de acuerdo en el bombardeo que sufrimos en la web, el big data que generamos y que al final acaba siendo una herramienta de control. Creo que debería estar mejor regulado en favor de los consumidores, no de las empresas, que en ocasiones, se podría decir que se entrometen en la privacidad de las personas. Respecto al segundo texto, entiendo que algunas víctimas de terrorismo se puedan sentir ofendidas por esta campaña, pero realmente día a día vemos campañas publicitarias que nos faltan al respeto y hieren nuestra sensibilidad, y puede que algunas sean más ofensivas hacia colectivos mayoritarios. No solo la publicidad ofende, también desde la política y las instituciones se falta al respeto.
Ambos artículos presentados permiten llevar a cabo una extensa reflexión. En el primero, titulado “La publicidad y su realismo mágico”, estoy de acuerdo con el autor que lo escribió, pues la publicidad ha inundado de tal manera todos los rincones de Internet, que se le ha dejado de dar tanta importancia, es un bombardeo continuo. Los usuarios tratan de evitarla a toda cosa por la pesadez que genera, y lo hacen obviando directamente páginas sin tanta publicidad o mismo instalando bloqueadores. Por esto veo lógico que se apoyen políticas como la de Apple, que proporciona una experiencia más cómoda hacia los usuarios de la marca. Aunque, en mi opinión, con esta política la marca no solo está consiguiendo dotar de beneficio y comodidad a las personas, sino que también se beneficia la propia entidad de manera notable, pues consigue tener aún mejor imagen de la marca, y además una mayor reputación.
Respecto al segundo enlace, sobre si hay delito en la campaña de “Fe de etarras”, entiendo que haya gente que puede sentirse ofendida, pues es algo que está aún muy presente en las vidas de las personas que lo sufrieron, directa o indirectamente, pues es aún muy reciente. A mí personalmente no me ofende, supongo que porque no he estado relacionada con ello como víctima, y lo veo como una campaña más de una serie que ha conseguido lo que quería: que hablen de ella. Quizás, reflexionando un poco, no es el mejor momento para lanzar la campaña por lo que yo la mostraría igual, pero probablemente un poco más adelante en el tiempo. Un ejemplo para comparar lo que estoy exponiendo es la serie de Narcos. Se ha empezado a emitir ahora, muchos años después de que existiese el real Pablo Emilio Escobar, por lo que no hay problema, pero si se hubiese creado justo después de su muerte en el año 1993 sí que habría causado revuelo la serie, pues aún sería un tema muy presente en la vida de las personas.
Por esto, me parece que la campaña no es un error y no necesariamente tiene que considerarse ofensiva, como la de la serie Narcos que salió en diciembre, y dictaba “Oh, blanca Navidad”, que a mí personalmente me pareció una metáfora muy ingeniosa y creativa. Pero sí es cierto que probablemente no sea el mejor momento para haberla lanzado, y por eso ha tenido esa respuesta negativa.
Los dos artículos presentados anteriormente nos permiten llevar a cabo una reflexión sobre los temas tratados e intentar entender los diferentes puntos de vista existentes sobre ellos.
Estoy de acuerdo con el autor del primer texto. Me parece correcto que se limite de algún modo la cantidad de información personal que las empresas puedan obtener de los usuarios. Esta información es obtenida sin permiso y lo peor es el fin que se lleva acabo con ella, un continuo bombardeo de publicidad y ofertas que todos los usuarios recibimos cada vez que buscamos cualquier información en la red. En mi opinión, el fin que consiguen en la mayoría de los casos es contraproducente, el usuario se ve presionado y acaba adoptando una posición lejana y contraria con la marca.
En relación al segundo artículo, me parece que el debate llevado a cabo tiene más que ver con problemas sociales que con la propia publicidad en sí. Considero que hay más publicidades que también pueden llegar a ser ofensivas para algunos colectivos y que todas deberían respetar unos límites racionales y no solo perseguir el fin de publicitar su producto a toda costa.
El artículo «La publicidad y su realismo mágico» se puede relacionar con el concepto de publicidad-estorbo que vimos en «Hablando de postpublicidad». Internet revoluciona el mundo de la publicidad y ofrece muchas oportunidades, pero también puede llegar a ser contraproducente el bombardeo de anuncios. Por eso, Apple se aprovecha de ello y lo utiliza para su propio bien, el hecho de bloquear publicidad se acaba convirtiendo en publicidad de la marca. Creo que es algo que iba a acabar pasando y que la publicidad tiene que empezar a medirse en este sentido para no acabar consigo misma.
Con respecto al artículo sobre el cartel de Netflix, mi opinión es que ha sido una buena campaña publicitaria (de no haber existido la polémica, yo misma no me habría enterado de que se va a estrenar esa película). Me imagino que los creadores del cartel sabían que este crearía revuelo, y me parece que han conseguido lo que querían. En relación a si deberían quitarlo, creo que es un debate que va mucho más allá de un simple cartel y es algo de lo que se habla cada cierto tiempo cuando se da una polémica como esta, cuando la gente se pregunta si debemos censurar ciertas cosas por «respeto», y yo creo que hacerlo, en la mayor parte de los casos, ataca la libertad de expresión. El filtro para decidir si algo se hace público o no no debería ser si ofende a un grupo de personas o no, sino que debería enfocarse al daño real que puede provocar más allá de herir los sentimientos de unos cuantos. Otra cosa es si a la publicidad le conviene o no meterse en este tipo de controversias.
Apple sabe bien lo que hace y, ofreciendo esta opción, ayudaría a los usuarios de la red a sentirse más seguros y ser más fieles a su entidad. Los anuncios deben pasar por un filtro y esta iniciativa me parece muy correcta. Pero también es cierto que está la opción de utilizar bloqueadores de publicidad para no permitir que entre ningún tipo de publicidad, lo cual ya no actuaría como un filtro, si no como una pared. Esto en parte es bueno para que no nos saturen con publicidad y si tenemos que emplear un ordenador de cara al público, no mostrar publicidad de otras marcas daría una buena imagen de nosotros. Ahora, si es para el uso privado, las recomendaciones de compra son bienvenidas, siempre que estén controladas claro. Y, con respecto a la campaña de Netflix, me parece que provocar y hacer ruido excusándose en los contenidos de las series es una táctica maestra, siempre van a saber por donde librarse de posibles denuncias de personas que se sientan ofendidas.
En cuanto al primer articulo, como usuaria estoy completamente de acuerdo con el autor en que hay que intentar limitar el acceso que las empresas tienen a nuestras busquedas de internet, ya que resulta agobiante el bombardeo de publicidad al que nos someten estas empresas en la actualidad, y pienso que deberían empezar hacer un poco de autocrítica y plantearse otras formas de actuar. Por ello, creo que las decisiones de Apple para intentar reducir el acceso de estas empresas tendrá una buena acogida entre los usuarios.
Con respecto al asunto de Netflix, pienso que la repercusión que ha tenido ese cartel ha sido un poco exagerada, aunque por otro lado parece que es lo que buscaban conseguir. Es evidente que habrá opiniones positivas y muchas otras negativas, pero de todas formas se trata de un tema muy delicado, y quizás no deberían enfocar su publicidad hacia ese sentido.
En el primer caso estoy totalmente de acuerdo con el autor del artículo. Creo que es algo obvio, y que no nos sorprende, que la publicidad emergente que tiene lugar en nuestra experiencia es algo molesto para el usuario. También soy consciente de que la idea nació de todo lo contrario. Supongo que surgió como una manera de agilizar la presencia del usuario en internet, de mostrarle sus últimas búsquedas, productos que se asocian con sus comprar… pero hay un límite. Como se dice, todos los extremos son malos, y esto ha llegado a uno de esos extremos: la gente está harta. Por otra parte, alternativas como la que sugiere Apple, no dejará, sin duda, a los usuarios pasivos. Es la alternativa que están esperando, y, por tanto, dejará expreso el mal uso que se está haciendo de la publicidad.
Por otro lado, en lo respectivo a Netflix parto de una idea: van a criticar todo lo diferente. La cuestión es saber quien tiene razón. Supongo que hay opiniones bastante diversas. Desde mi punto de vista, como estrategia publicitaria Netflix »se lleva la palma» con este tipo de anuncios (Como los que utiliza con Narcos). Saben llamar la atención y crear memoria, que es un punto muy importante. Por otra parte, lo hacen siempre creando polémica. En este caso estamos hablando de un tema bastante delicado que afectó sensiblemente a nuestra sociedad, por lo que tenemos que tener cuidado. Pero, después de todo, no creo que el mensaje que ahí se expresa pueda herir la sensibilidad de nadie, ya que, además la película »se ríe» de ETA, por lo que tendrán que ver la película para poder criticarla.
Judit Fabeiro Valladares, 3ªCAV
Logo de ler os dous artigos, gustaríame dicir que o primeiro artigo me gustou moito. É un texto que fala sobre cómo algunhas axencias de publicidade abusan da recollida de información dos usuarios e empregan as cookies en contra da vontade dos consumidores. Hoxe en día, é moi raro visitar unha páxina web e que non che aparezan anuncios que moitas veces para ti son insignificantes, molestos e que che fan perder o tempo e a paciencia. É atosigante ter que pechar tantas ventas cando o único que queres é informarte acerca do asunto polo cal ti pinchaches ese link. Considero que o negocio da publicidade debería mellorar moito a súa política, xa que o mercado que están planteando supón verdadeiramente un estorbo para o usuario.
En canto á miña opinión sobre artigo que fala do cártel publicitario dun filme de Netflix, considero que na actualidade hai moitísimas cousas que se sacan de contexto e que moitas veces se fai polo afán de victimizarse. Porén, si é certo que nun caso como o que se tratá nesa obra a publicidade debería ser máis rigurosa. Empregar muletillas como a de “yo soy español, español, español” é previsible que vai xerar moitísima polémica, e máis nun momento político en que a sociedade está moi fragmentada por razóns ideolóxicas. En conclusión, hoxe en día sacamos polémica por todo pero é certo que a publicidade, emprega ata as claves máis delicadas para chamar a atención, que basicamente é a base para o seu éxito.
Creo que ambos artículos son muy interesantes por la polémica que tratan. Con el primero de ellos, en el que se nota la gran crispación del autor, estoy totalmente de acuerdo, ya que considero que la publicidad en cuanto a ese aspecto está sobrepasando bastante los límites consiguiendo, por lo menos en mi caso, un efecto contrario al de promoción de sus productos, por lo que me parece muy bien que Appel intente combatirlo.
En cuanto a la campaña de Netflix, que sin duda ha sido muy polémica, creo que entra el tema de hasta dónde llegan los límites del humor, porque no deja de ser eso, una campaña publicitaria que utiliza el humor negro para llamar la atención, y sin duda es algo que les está funcionando muy bien, pues ya lo probaron antes, así que les debe compensar. Aunque se puede entender que haya a personas que les resulte ofensiva dada su situación personal, creo que se debe tener en cuenta cual es el objetivo de la campaña, que está totalmente alejada de la ofensa, dado que solo se trata de publicidad de una película que trata esa temática, no de algo aleatorio.
Así, creo que Netflix tiene un gran mérito intentando innovar en su publicidad, y no hacer lo mismo de siempre, que puede llegar a resultar monótono y aburrido.
Con respecto á primeira noticia estou de acordo co autor. Como din os meus compañeiros, a publicidade en internet é abusiva e persegue ao consumidor constantemente. Penso que as empresas de publicidade están equivocadas con respecto ó éxito destes métodos e deberían mellorar a súa estratexia na rede. Tamén creo que é unha boa estratexia de publicidade de Apple, que seguramente gañará consumidores por isto.
Na segunda noticia, a miña opinión é que Netflix sempre arrisca e, case sempre, lle sae ben. Entendo que poida ferir a sensibilidade dos afectados polo terrorismo pero non penso que a empresa vaia por esa rama. O tema é que a estratexia de publicidade que montaron a través dese cartel é brillante. O feito non é que falen ben ou mal da campaña, senón que falen, xa que sempre haberá opinións diversas e moita xente non coñecería a película se non fora polo bombo que se lle deu ultimamente. Ademais, os seguidores da empresa estadounidense están afeitos a súa publicidade con mensaxes provocadoras e de dobre sentido polo que cada vez esperan máis e máis e o listón vai subindo, dito noutras palabras: Netflix non pode decepcionar.
Lo primero decir que, probablemente por mi desconocimiento, mucha de la terminología que habla de las nuevas políticas de Safari son completamente nuevas para mí; pero, tras leer el artículo varias veces, me da la sensación de que Apple va a seguir haciendo lo mismo que sucede en el resto de navegadores pero con una terminología nueva y, a la vez, aprovechando su supremacía sobre el resto de compañías para sacar mayor beneficio de la huella que cada usuario deja en sus búsquedas en la web. Lo que me fascina es la capacidad de Apple para decir que ellos son los buenos y los demás los malos, como si todo se pudiese medir en función de cantidades monetarias, parece que el valor de marca de Apple le legitime para poder afirmar cualquier cosa y que los usuarios la corroboren a ciegas.
De la segunda publicación solo voy a comentar que me encanta la provocación, así, en general, y provocar a algunos es más sencillo que el funcionamiento de un botijo. Netflix sabe esto, bueno, Netflix y todo el mundo, y hoy en día los medios en seguida se hacen eco de este tipo de campañas. La campaña es un éxito porque los medios hacen que sea un éxito y, ademas, ya está Twitter para que aparezcan cientos de ofendidos con el discurso del insulto como único recurso que son capaces de utilizar a la hora de expresar. Por último, creo que los Reyes Magos deberían traerle a la fiscalía un poquito de sentido del humor o unas fotocopias del artículo de la constitución que hable de la libertad de expresión, porque algunos son demasiados legalistas para apelar a la unidad de España o para que se les hinche el pecho cuando el gobierno central aplica el artículo 155 pero parece que olvidan la legalidad cuando no con sus opiniones.
Yo a la fiscalía le regalaría un casette de chistes de Eugenio, que no creo que se pongan a investigarlo ahora; o, mejor, unas entradas para el espectáculo de Bertín con Arévalo que seguro que es más de su agrado.
Con respecto al primer artículo, considero mi opinión parecida a la del autor. Los usuarios cada vez más, estamos cansados de que una vez buscado algo en la web, se nos atosigue durante días, y días con aquello que hemos buscado una vez. Esto es muy típico con páginas de búsqueda de vuelos para realizar un viaje, o en otras como Amazon en las que nuestra intención es la de comprar un producto. Ver este bombardeo constante, no creo que ayude de manera positiva a la navegación ni a atraer a nuevos consumidores de nuestro producto.
Hablando del segundo tema, si creo que hay algo que Netflix sabe hacer muy bien, es realizar buenas campañas publicitarias. Como el ya típico «Oh, Blanca Navidad» de la serie Narcos. Ni esta campaña ni la del artículo, se dirigían a hacer «daño» a la memoria de las personas afectadas, sino atraer a nuevos espectadores. El problema es cómo se lo toma la gente de una manera tan dramática, y como el en mi opinión estúpido cuerpo de la Guardia Civil, tiene la cara de quejarse de algo obviamente no ofensivo. A fin de cuentas creo que esto ha servido de gran manera a publicitar Fe de etarras.
Sobre el primer artículo, coincido con el autor en que el acoso publicitario hacia la gente -concretamente hacia los usuarios de internet- es asfixiante y brutal. Lo que ha ocurrido con Apple es una prueba fehaciente de la hipocresía que rodea a la industria publicitaria. Como los destinatarios de su actividad en internet somos considerados pura mercancía, y por ello las agencias nos tratan como tal: la recepción del mensaje se antepone ante cualquier cosa, incluidas la privacidad del usuario, la protección de sus datos personales y el disfrute de la experiencia en la red. En la propia carta abierta para Apple se percibe esta doble cara, en la que se justifica con total naturalidad el acoso y la invasión a la intimidad de las personas, lo que supone una muestra más de lo normalizada que está esta situación en la industria y entre los usuarios. En la lectura de Daniel Solana se decía que estábamos en una nueva época para la industria -la llamada postpublicidad-, que esta había experimentado un cambio sustancial teniendo en cuenta la saturación informativa, y que ahora se optaba por crear publicidad más compleja, menos agresiva, más centrada en el establecimiento de un vínculo consumidor-producto y no tanto en la difusión masiva y arrolladora. Sin embargo, parece que el medio de comunicación por excelencia de nuestro siglo, internet, continúa anclado en el pasado para las agencias publicitarias.
Respecto al segundo, no creo que me encuentre en posición de opinar sobre si el cartel publicitario resulta ofensivo o no para las víctimas, o de si la denuncia por parte de la Unión de Guardias Civiles es más o menos procedente. Lo que si cabe mencionar es que Netflix ha construido una campaña publicitaria en la que el producto llama la atención no por la calidad o el atractivo del mismo, sino por toda la polémica que se produce a su alrededor. Pese a que el cartel no tiene en sí ningún tipo de apología del terrorismo o de insulto hacia las víctimas, era visto que provocaría una gran controversia y, por lo tanto, serviría como reclamo para el público. Esta es una estrategia realmente efectiva pero, ¿hasta qué punto resulta ético reabrir un debate relacionado con un tema tan delicado como este para alcanzar el éxito publicitario?
Ambos artículos presentan algo negativo de la publicidad como es el sobrepasar los límites de lo moralmente correcto.
Es cierto que hoy en día la publicidad es el “core” de nuestras vidas de una forma prácticamente inconsciente; está presente en todas partes, de manera continua y en muchos casos de una forma abusiva y que absorbe las actividades que podemos querer llevar a cabo en ese momento, que probablemente se encuentren a años luz de consumir publicidad.
Debido a esto, considero que la propuesta de Apple es bastante acertada y que proporciona una mejora inmensurable de la experiencia de usuario y que cada ser individual se limite a consumir lo que realmente quiere ver porque, hemos llegado al punto en el que los buscadores te siguen mostrando doscientos modelos de aspiradoras diferentes, aun cuando ya has realizado la compra y no tienes en mente, obviamente, volver a comprarte otra en unos cuantos años, y esta situación, lejos de ser favorable para la marca promocionada, resulta hasta ridícula.
Con respecto a la campaña realizada por Netflix, destaco que no se trata de que los encargados de la campaña sean un grupo de personas amorales, frías y sin respeto por el país, si no que simplemente buscaban dar de que hablar y, para bien o para mal, es lo que han conseguido. A ver a cuantos de nosotros se nos olvida que el polémico cartel era para promocionar “Fe de Etarras”, estoy segura de que a pocos. No quiere decir que esté completamente de acuerdo con el uso de temas tan “delicados” dentro de nuestra sociedad esté bien, porque no lo está, pero si que es cierto que no se puede negar que han logrado lo que realmente buscaban.
Me ha gustado muchísimo el primer artículo, estoy totalmente de acuerdo con su discurso y me parece aplaudible la decisión de Apple. Más cuestionable la de Google, pues tal vez se use para su propio interés como se menciona en el texto. Además, me gusta la forma de escribir que tiene su autor.
Sobre el segundo tema, ¿qué decir? En un principio, y antes de leer el artículu y reflexionar demasiado, pues ya conocía el asunto, pensé «libertad de expresión ante todo, los Guardias Civiles quieren que no la haya, España encarcela twitteros y raperos por usar la palabra…etc.». Pero luego, para mi sorpresa, me dí cuenta de que estaba siendo hipócrita. Porque este cartel (por más que mí subjetiva y personalmente me parezca bastante brillante creativamente hablando) no es una declaración política. No lo mueve ni lo paga el amor por unas ni otras ideas, y el deseo de expresarlas, sino simplemente el deseo de vender, el fin comercial. Y yo pido que haya libertad en lo político, en lo ideológico, en la palabra usada para expresar tus ideas sean cuales sean (ya seas nazi como comunista como cualquier punto intermedio, porque hablo de palabras y creo que siempre tienen que ser libres, lo que debemos juzgar serán las acciones y los actos). Pero este cartel de Netflix no es eso, es publicidad. Y en la publicidad defiendo que se regule y que se le pongan límites, por el dolor que puede causar. Muchas veces me quejo del daño que la publicidad hace a cierta gente cuando difunde ideas nada sanas y creo que no se deberá permitir. Acabo de aplaudir la acción de Apple del anterior artículo. Este cartel hizo daño a gente, y a su sensibilidad, porque mostraron sus quejas. Sólo por vender. Es lo mismo que el molesto banner que te salta en el ordenador, te obligan a verlo (porque es gigante y no está precisamente localizado en las afueras) y hay colectivos que se sienten dañados por lo que dicen. Por lo tanto, igual que prohibiría que el autobús de HazteOir circulase difundiendo esa publicidad que hace daño, o que en las marquesinas de autobuses no pudiesen perpetuar constantemente ideales de belleza de cuerpos y rostros absolutamente irreales e inalcanzables, porque también hace daño, creo que lo más coherente es que (aunque personalmente me gusta el cartel) entender perfectamente la postura de los Guardias Civiles y las víctimas del terrorismo.