Un movimiento que está en contra de la existencia de la publicidad y se activa para hacerla desaparecer. Son acciones de guerrilla en publicidad exterior. Con un criterio firme y una posición bien armada para sustituir la publicidad por mensajes alternativos (una publicidad por otra (?)). No se puede ser condescendiente. Aquí tenéis más información.
Es cierto que la idea de los creadores de este libro y de este movimiento me parece bastante original e innovadora, ya que jamás he visto ningún movimiento que vaya en contra de la publicidad y, en cambio, sí hemos visto numerosos movimientos que van en contra de otros elementos tales como ciertos partidos políticos o ciertas ideologías. Por tanto, sería interesante poder leer y comprender el punto de vista que ellos defienden, el de eliminar la publicidad exterior. Sin embargo, por lo que he podido ver, no comparto los métodos que utilizan para llevar a cabo esta tarea, ya que me parecen bastante hipócritas y contradictorios, empleando otra forma de hacer publicidad, al fin y al cabo; a pesar de no buscar un beneficio económico en ello. También me parece curioso la sustitución de la palabra «propaganda» por «relaciones públicas» en los últimos tiempos modernos, ya que ciertamente es lo mismo, pero presentado de una manera menos «agresiva».
Lo que comienza como una idea reformista y renovadora en todos sus sentidos acaba convirtiéndose en una contradicción en sí misma al tratar de modificar unos mensajes de control social situados en espacios públicos, por otros que realmente realizarán la misma función. La idea que acabaría con aquellos mensajes calificados como nocivos para la sociedad es verdaderamente un nuevo método de poder ejercido sobre nuestras mentes para cambiar un parecer por otro.
Este movimiento, además, ya había sido iniciado por Bansky, el allmighty Street Artist que incitaba a que nos apropiásemos de los carteles publicitarios haciéndolos servir como nuestros lienzos: «Cualquier anuncio en un espacio público que no te de posibilidad alguna de elegir si lo ves o no…es tuyo. Es tuyo para tomarlo, re-organizarlo y re-utilizarlo.»
Es cierto que la publicidad en ocasiones nos controla demasiado y nos lleva a no parar de consumir, pero también en otras ocasiones nos advierte y trata de concienciarnos sobre problemas como la violencia de género, las drogas o el bullying,además nos mantiene informados sobre todo lo que tenemos a nuestra disposición, por lo tanto es algo necesario en nuestra sociedad. Y en cuantó a la solución que propone dándonos indicaciones de como abrir una marquesina, y tratando de acabar con la publicidad con más publicidad me parece extravagante e inadecuada.
Mi pregunta es: ¿cuándo es correcto que la publicidad nos «controle»? Esta iniciativa nos presenta una publicidad que existe bajo un único fin: el control social, el meterse en la cabeza de la gente para crear una idea, una opinión concreta, como si de un partido político se tratase, una publicidad que ya no es publicidad, sino que se adueña del término «propaganda». Los contrarios a la publicidad pecan, sin duda, de hipócritas. ¿Es correcta esta vía publicitaria cuando el fin justifica los medios, cuando se trata de concienciar y no de «controlar»? Lo que está claro es que lo que ellos nos presentan nada tiene que ver con la concienciación.
Puede ser que este movimiento sea de alguna forma exagerado, pero en cierta medida tienen ideas razonables. Desde el momento en el que las grandes empresas tienen la capacidad de influir en los gobiernos o en los medios hay que tener cuidado. No es la publicidad la que puede «controlar la sociedad» sino que son los gobiernos o los medios los que a través de medidas propagandísticas los que pueden hacerlo y, además, en beneficio de esas grandes empresas. Volviendo a la publicidad, sí puede ser verdad que de alguna manera quiera influir en nosotros pero creo que exclusivamente por fines comerciales, si fuese para ejercer un control en la sociedad sería complicado que tuviesen éxito ya que hoy en día la publicidad se vincula casi de forma directa con el interés privado de la empresa (ya sabes que de alguna manera su mensaje tiene truco).
Una manera un poco extrema de exponer su punto de vista en contra de la publicidad, y un método a primera vista ineficaz que solo parece provocar la impresión del lector ante dichos argumentos, que a pesar de ser originales y estar aparentemente bien defendidos (aunque la mayoría no los comparto) proponen una manera inútil y violenta de llevar a cabo sus pretensiones.
En primer lugar, esta campaña es una contradicción en sí misma: ¿publicidad para luchar contra la publicidad?, ¿en qué cabeza cabe? Además, tampoco creo que sea necesario erradicar la publicidad. Es evidente que la publicidad nos controla y manipula enormemente, pero al mismo tiempo, también nos informa y educa, y en parte, es responsabilidad nuestra el caer en las redes de la publicidad. En definitiva, opino que la solución a los efectos perniciosos de la publicidad no es erradicarla, sino un mayor control de la misma, un mayor respeto hacia los consumidores, etc.
La idea empieza bien, al menos para los que consideren que es necesario acabar con la denominada propaganda, pero acaba por tomar un camino en una dirección totalmente hipócrita. Aquellos que pretenden acabar con ella deciden hacer su propia campaña en contra, que aunque sin retribución económica, cae en los mismos métodos y en la misma finalidad de aquellos que sí sacan un beneficio material: persuadir y vender, en este caso una idea.
Más allá del debate sobre si las empresas nos controlan o no mediante la publicidad, queda clara una cosa, no todas las campañas son «perjudiciales» o «malas» para nosotros, puesto que existen aquellas que pretenden concienciarnos sobre cuestiones sociales como pueden ser la violencia de género o la seguridad vial; por ello, me parece un tanto absurdala forma de desarrollo de la idea que presenta este libro.
¿Con qué finalidad surge una campaña que defiende que la publicidad invade nuestras mentes, si lo que pretende la propia campaña es invadir nuestras mentes con la idea que quiere transmitir? No lo comprendo. Sí es cierto que la publicidad en exceso puede influir incorrectamente en nosotros, pero me parece que hay otro tipo de información que invade nuestras mentes y que es manipulada antes de ser impregnada en las mismas, ello es: la información proporcionada por los medios.
Estoy de acuerdo en que la publicidad concentra todas sus fuerzas en manipularnos, y en definitiva educarnos para tener unos hábitos de consumo en concreto. La forma en la que estos »ultras» se manifiestan tampoco me parece la más lícita de todas. Quizá la publicidad esté usurpando los espacios públicos, pero destrozándolos y pervertirlos utilizando las mismas armas que sus adversarios no contribuirá a que estén mejor ni a que se les respete más. Ellos mismos maniatan las mentes de la gente con una serie de ideas anti contraproducentes en el mundo real.
La publicidad es una parte más del trabajo de tantas personas que venden su productos. Podemos decir por tanto que es algo esencial para los negocios, y más para los negocios innovadores. ¿Adoctrina, atonta, controla a la sociedad? Quizás es necesaria una diferenciación entre la buena y la mala publicidad…
El mundo capitalista no avanza si no es con publicidad y quizás ese sea el error de los que escribieron el libro: se confunden de enemigo. Los medios políticos son más eficaces a la larga que el vandalismo o las acciones dispersas contra una marquesina de un bus. Por eso considero que, aunque no les falta razón, los «antipublicidad» se equivocan en la forma de llevar a cabo sus peticiones y manifestaciones.
Hablar de publicidad hoy en día es prácticamente equivalente a tener un motivo por el que discutir. Las críticas más habituales son que nos hace comprar productos que no se necesitan, que crea necesidades de las que ya no sabemos prescindir, encarece los precios, que repercuten directamente en el bolsillo de los compradores, miente sobre los productos que vende, engaña para conseguir lo que quiere el anunciante y supone un derroche de dinero en un mundo con hambre, desigualdad e injusticias. No obstante yo pregunto: ¿Los anuncios pueden hacer realmente que alguien compre productos que no le interesan?, ¿para conseguir clientes es rentable basar la comunicación en un sistema que engañe al público?, ¿ y en todo caso, si engañado compras un producto, acaso no será la única vez? Y por último pero no menos importante, ¿es que somos incapaces de tener criterio ante la publicidad? Creo que el libro en cuestión infravalora al comprador. Por una parte, al cometer la hipocresía de querer convencernos de que debemos prohibir la publicidad haciendo uso de la misma y por la otra, al creer que no somos capaces de tomar decisiones propias correctamente queriendo establecer como único punto de vista válido el que ellos consideren pertinente.
La alternativa a la publicidad “controladora” de la que habla este libro me parece muy interesante. En muchas ocasiones, la propaganda publicitaria nos empuja a consumir ciertos productos que probablemente no necesitemos. Sin embargo, ese es el cometido de la publicidad (conseguir que alguien actúe de una determinada manera) y depende de nosotros, los clientes, el caer o no en la tentación de consumir algo que realmente no necesitamos.
Aunque considero que esta idea de atacar a la publicidad es muy sugerente, creo que no lo hace de la manera más adecuada. Si critica la forma de manipular propia de la publicidad, ¿no es incoherente que use los mismos medios de difusión y propaganda para convencer a la gente de que su método es el correcto?
Una contradicción en si misma que ,además, utiliza el método imprescindible en la publicidad que critica: la notoriedad, llamar la atención del público… Sin embargo, la creatividad posiblemente le garantice éxito en su campaña a este grupo de «revolucionarios».
Creo que a publicidade é un dos mecanismos do sistema para ter controlada á poboación. Dentro da sociedade, a publicidade marca un rumbo a seguir polos consumidores, que son os que fan rodar as engrenaxes do sistema capitalista actual. Polo tanto, está bastante claro que as clases dominantes, as encargadas de que o sistema perdure, necesitan guiar dalgún xeito á sociedade, e un dos mecanismos que utilizan (xunto ca educación, medios de comunicación, etc.) é a publicidade. Quere dicir esto que a publicidade é nociva para nós? Ata certo punto si, porque chega a manipularnos. É necesaria? Ata certo punto creo que tamén, porque estemos ou non de acordo co sistema, para ben ou para mal formamos parte del, e a publicidade axúdanos e dinos o que debemos facer. A iniciativa de «A publicidade cágase na túa cabeza» paréceme interesante, e resúltame alentador que aínda exista xente que ve posibilidades de cambio nesta sociedade consumista que tan beneficiosa é para uns poucos e tan perxudicial para outros moitos.
A mi modo de ver lo que hacen los autores de «Advertising shits in your head», es sustituir la publicidad que ellos consideran propaganda con la suya propia, entiendo la necesidad de crear conciencia en las personas acerca de la publicidad y lo mucho que nos influye, pero lo que hacen es sustituir unos anuncios por otros, su estrategia es intentar acabar con el fuego con fuego. La idea es buena, falla la ejecución
Soy Pedro Maceira Borrazás