Empezamos con una entrada sobre la influencia de algunos personas que son seguidas en la red por un número significativo de personas y su impacto en las marcas. Lo que era un hecho anecdótico hace tres años, se convierte, en ciertos sectores en un elemento de configuración de la marca sobre la que no tienen todo el control…o si.
Hoy en día el uso de la imagen de un personaje de gran influencia en el público es una de las espadas principales en publicidad. Se trata no solo de personas «famosas» o «conocidas» si no que participen de forma activa o incluso polémica, vamos que den que hablar.
Que en España existe una obsesión por el fútbol es más que evidente… y eso deja a los personajes españoles más vendidos muy lejos del top mundial. En este top destacan las mujeres estadounidenses por dos razones principales: EEUU es el país de moda desde hace ya unos cuántos años; son un tipo de artistas que gustan tanto a hombres como a mujeres.
La imagen de un famoso que resulte muy popular dentro de un target juvenil, que suele ser el más consumista, ayuda a muchas marcas a aumentar sus ventas.
Está claro que en Estados Unidos hay una cultura del entertainment y del show-business muy fuerte, y eso crea ese Star-System que sigue la gente de los diferentes países del Mundo, ya que Estados Unidos es el mayor exportador de esa cultura mainstream.
Hay que tener en cuenta que toda esa gente seguidora de las estrellas estadounidenses suele copiar a sus ídolos, por lo que cabe decir que esas cantantes de música pop son capaces de mover a las masas, de ayudar a muchas empresas a asentar entre la gente sus marcas y sus productos gracias a un Tweet, a una foto de Instagram o a un vídeo en Snapchat.
El caso español no es para nada extraño, teniendo en cuenta que lo que más mueve a las masas en España son los futbolistas y son los que tienen en nuestro país los mejores contratos publicitarios, y ayudando a enfocar una marca a un jugador o incluso a un equipo entero (por ejemplo, se suele asociar la marca Adidas al Real Madrid y la marca Nike al FC Barcelona).
En el caso de las influencers femeninas españolas, hay que tener en cuenta que las que cuentan con mayor número de seguidores son la que aparecen en TV a diario principalmente, así como las bloggers de moda (en donde muchas marcas buscan su refugio para anunciarse), pero no cuentan con los mismos seguidores que los futbolistas.
Está claro que para mantener la imagen de marca hoy en día, y con los cambios que está habiendo en cuanto a la manera de publicitarse, lo más importante es tener una buena fila de seguidores en las redes sociales.
Desde siempre en los anuncios publicitarios hemos visto caras bonitas vendiendo un producto o servicio. Si a esta cara bonita le sumamos que es alguien famoso (muchas veces a nivel mundial), esto se convierte en una mina de oro para las marcas, siempre teniendo en cuenta el tipo de producto y al target al que va dirigido. Siempre habrá influencers para todos los gustos, edades y producto.
No es de extrañar que en España los más influencers sean futbolistas, si tenemos en cuenta que este deporte nos rodea diariamente, tanto en la prensa escrita como digital, como en la televisión, como en la radio… en todos lados.
Las mujeres influencers sin embargo no son deportistas (como era de esperar), si no que son periodistas en el mundo de la TV, bloggers famosas e incluso alguna youtubers que poco a poco se van abriendo camino en las redes sociales.
Ya desde hace tiempo que el modelo consumista estadounidense que más triunfa es el de adolescente popular cantante, como el boom de Justin Bieber o High School Musical en su momento. En este caso mujeres guapas, cantantes, jóvenes y que en algún momento han lanzado un mensaje al mundo motivacional.
No cabe duda de que para llegar a ser una gran estrella hoy en día, uno de las «conditio sine qua non», es el dominio y la presencia en la red. Hoy en día, los jóvenes, sobre todo, utilizamos la red para estar informados, y no sólo eso, sino que la convertimos en uno de los pilares fundamentales de nuestro día a día. Por ello no resulta extraño pensar que las redes sociales sean más importantes que los medios de comunicación tradicionales para conseguir popularidad.
Esto hace que incluso la persona que se encuentre en el lugar más recóndito del planeta, pueda llegar a convertirse en una gran estrella de la popularidad. Al mismo tiempo, deben saber permanecer en este mundo mediante la actividad en sus cuentas, y no sólo eso, sino que deben hacer o mostrar cosas para resultar más memorables. Ahí está el truco. Tienes dos posibilidades: o tu popularidad tiene tal potencia que no necesitas hacerte notar más, o cada día buscas nuevas estrategias para no caer en el olvido.
Es así como se llega a ser un gran influencer: la gente te venera y pasas a convertirte en aquello que todo el mundo quiere ser.
Me resulta curioso que en un país como en España, en el que la cultura del cuchicheo y del espectáculo soez ha pasado a ser nuestro pan de cada día, sobre todo en las televisiones, no haya ni un sólo influencer de este tipo. Quizás sea porque, como hemos dicho antes, la popularidad se gane antes con internet que con otros medios. O porque, en realidad, a este tipo de exhibición de lo ridículo, solamente se le quiere para lo que se le quiere. Así que, no vivamos engañados!
Al mismo tiempo, vemos que los influencers en la mayor parte de los casos son gente joven y guapa, requisito que parece imprescindible para llegar a ser uno de ellos. Por lo tanto ya no se trata unicamente de ser futbolista o cantante adolescente americano; la belleza forma parte de este plan.
La influencia que los famosos llegan a tener sobre la gente a través de la publicidad no es nada nuevo, pero parece que cada vez se emplea más esta estrategia por el simple hecho de que le proporciona muy buenos números a las marcas. En muchas ocasiones los famosos utilizan sus propias redes sociales para promocionar los productos de las marcas con las que tienen contrato y con ello consiguen llegar a sus seguidores y también a la gente que visita su perfil espontáneamente, simplemente para curiosear, por lo que al tener más audiencia se incrementa la posibilidad de compra.
Centrándome más en los famosos que ahora mismo controlan las redes sociales quisiera recalcar el hecho de que para muchas personas son iconos de moda, ídolos o referentes. Son capaces de conseguir que la gente desee ser como ellos o seguir su ejemplo y eso para la publicidad es una cosa excelente, porque la gente comprará productos tan solo porque llevan su nombre, como las botas de fútbol, o porque ellas o ellos dicen a los espectadores que confíen en lo que están anunciando (porque lo usan y saben sus efectos o porque según sus palabras está «demostrado»). Entonces mucha gente, sobre todo sus seguidores, lo hacen.
Por último, como ya dijeron mis compañeros, no es raro que los futbolistas sean los que más influencia tienen en España, ya que es el deporte por excelencia, que inunda los bares y cafeterías y por el que la gente está dispuesta a pagar bastante dinero para ver. Sus declaraciones, de hecho, son capaces de abrir un debate en twitter entre sus seguidores o destructores y no solo a nivel nacional, también internacional (recordemos que la prensa deportiva tiene una gran cabida en muchos países del mundo). Al final esta influencia se traduce en que la gente los respete, los admire por sus «hazañas», confíe en ellos y los crea un ejemplo a seguir, aunque sean polémicos, por lo que las marcas se benefician de esta creencia humana a nivel mundial y les ofrecen contratos millonarios conscientes de que su imagen es rentable. Pero no solo las marcas mundiales se benefician de su imagen, ellos mismos venden sus propios productos o marcas (como Cristiano Ronaldo o Andrés Iniesta) con sus nombres, al fin y al cabo saben que es el mejor modo de conseguir compradores.
La web, y más concretamente las redes sociales, son hoy en día espacios en donde los usuarios dedican la mayor parte de su tiempo libre. Si la televisión fue durante las últimas décadas el medio tradicional por excelencia, actualmente la web la ha superado con creces, ya poca gente ve la televisión si tiene acceso a Internet para ver lo que quiera, donde quiera y cuando quiera.
Lo que se lleva ahora es el postureo, sobre todo en Instagram, la gente lo que intenta es aparentar que vive la vida que llevan las celebrities: que si fotografías de viajes para que sepamos lo mucho que viaja o los lugares más «cool» que visita, de comida, de conciertos de superestrellas a los que ha asistido, de ellos mismos vestidos con la última colección de Zara…
Por ello en la publicidad se han dado cuenta de que quizás en los tiempos que corren es más efectivo trabajar en las redes que en los medios tradicionales, ya que se llega a un número más amplio de usuarios. Y a nosotros, como nos gusta tanto aparentar, seguimos como tontos los pasos de nuestras estrellas favoritas, que se han convertido en aliados de las marcas para hacernos creer que debemos comprar el producto x de x marca porque ellos ya lo han probado y funciona a la perfección.
Que los futbolistas sean en España los influencers nº1 no es de extrañar dado la importancia de este deporte en el país, y ya no solo en España, sino que podemos ver como dentro de los influencers con más seguidores a nivel mundial nos encontramos con Cristiano Ronaldo.
Hoy en día cada vez hay más famosos dándose a conocer en la red, enseñando a dónde van, dónde comen, con quién están y qué ropa usan. Todo esto genera cierto tipo de tendencias en sus seguidores, que tratan de imitar, en cierta medida, los estilos de vida de aquellos a quienes admiran. Las marcas se han dado cuenta del potencial que hay tras estos famosos, de la facilidad que tienen para comunicar sus productos a través de estos personajes públicos, de una forma más o menos sutil, en los diferentes casos. Muchos famosos son contratados para vender ciertos productos, otros, sin embargo, solamente por el hecho de usar cierto teléfono, llevar una marca de ropa, etc. ya influyen o publicitan los productos.
Esto todo lo vemos a través de las redes sociales. Muchos famosos recomiendan ropa, cosméticos, colonias, comida y cualquier otro producto que podamos imaginar. Esto no es para nada objetivo, pues hablarán bien de cualquier producto por el que hayan sido pagados para promocionar. Probablemente ni usen esa crema para la cara, ni beban esa marca de café, pero sin embargo hablarán maravillas de esos productos.
Con esto las empresas y marcas darán a conocer sus productos de una forma nueva, que llega a otro tipo de públicos que quizás antes no llegaba. Pero llegará un momento que aquellos destinatarios de la información se den cuenta de por qué publicitan esos productos, y no es porque realmente sean buenos, o porque les sean útiles, sino porque se les ha pagado para ello.
En el mundo en el que vivimos, está bastante claro que la viralización a través de la red es el pan de cada día. Podemos entrar en cualquier red social y observar que individuo es la moda durante al menos los próximos cinco minutos ( Es bien sabido que la fama, en un momento en el que se llega a la popularidad de la noche a la mañana, es también más efímera que nunca en la mayoría de casos). Por supuesto, la fama de algunos es el escaparate perfecto para otros; observamos día a día en la televisión a actores, futbolistas, músicos… ofreciendo los más diversos productos con una sonrisa (artificial y previamente pagada). La asociación de nuestros referentes a un objeto nos abre la puerta al consumo del mismo.
Pero el fenómeno más llamativo ultimamente es, en mi opinión, el mundo de los youtubers; jóvenes que viven de sus videos, muchos de ellos no son más que anuncios muy largos. Son la principal promoción de videojuegos, por ejemplo, y de todo el merchandising que de ellos derive. Es muy importante también el público que tienen, el cual oscila entre jóvenes de 11 a 18 años, que son mucho más influenciables y consumistas que otros ratios de edad, por lo que comienzan a ser muy valorados por las marcas. No sería de extrañar que muchos de ellos fuesen pagados, dentro de poco, por sectores más serios como la política (muchos ya ofrecen sus ideas gratuitamente). Debemos recordar que Pablo Iglesias, por ejemplo, también se inició en su canal de youtube (‘LaTuerka’) antes del boom mediático y político.
Por supuesto, los futbolistas (atletas en general, pero en el caso de España, como mencionan mis compañeros, el futbol es el rey) son el valor más seguro para la promoción de algunas marcas. Tanto que algunos de ellos podemos considerarlos una marca en si mismos, como fue en su día, y sigue siendo, David Beckham. Es un caso llamativo, pues era un valor seguro para todo el mundo, ya que los ingresos que genera el británico son tan diversos y tan amplios que no era necesario ni que jugase bien. Cristiano Ronaldo podría ir por el mismo camino, pero todavía le queda trecho por recorrer. Podemos mencionar también aquí a Andres Iniesta, el cual no es un futbolista al que le gusten los focos ni ser mediático, pero que tiene en su nombre una marca de vino, Bodegas Iniesta.
É imposible, no mundo actual, escapar á publicidade. Xa non só os vemos en prensa ou cada vez que esperamos nunha parada de autobús, senón que temos que lidiar con ela tamén cada vez que consumimos un producto audiovisual: tanto de forma directa como indirecta, vemos a xente que nos vende productos dentro do cine, das series, antes de cada anuncio de youtube.
Para a promoción de productos non se elixe a calquera: estúdase a quen vai dirixida esa publicidade e, en base a eso, estúdanse os gustos dese determinado target. Podemos dicir, entón, que a publicidade ten todo controlado e sabe en todo momento o que fai, sendo esta un claro reflexo da sociedade na que nos atopamos. É comprensible, entón, que os anuncios de productos de beleza ou de roupa femininos sexan protagonizados por cantantes guapas que moven grupos de adolescentes. Que unha cara perfecta venda productos para aprender a ser máis guapas e coidarnos máis é comprensible: miraremos as nosas imperfeccións e compraremos o producto en cuestión para intentar ser como Taylor Swift e para que o noso pelo luza tan rizo como o dela.
Sen embargo, hai momentos nos que a publicidade deixa de ter sentido: por qué poñemos a Iker Casillas vendendo un champú contra a caída de pelo? Por qué mencionamos a Mónica Naranjo nun anuncio de Shandy Cruzcampo? Supoño que necesitaremos ter algo como referente, unha persoa que coloquemos nun altar e que nos guie cos seus pasos: desistimos a comprar algo que pode ter unha persoa coma nós e preferimos ir a aquelo máis importante, de máis alta gama, pretendemos diferenciarnos dos demais e quedar por riba. A publicidade dá o que o público quere: creo que esto é unha simple etapa porque agora o que vai é intentar ser máis do que somos, intentar convencer a xente a través das redes sociais, das marcas que empregamos e de todo o que facemos de que a nosa vida é tan perfecta como a que soñamos, aínda que non sexa así. Nun par de anos, outra moda chegará: igual deixamos de ver a futbolistas na pantalla intentando vendernos cuchillas de afeitar, pero o que teño claro é que na pantalla sempre aparecerá o noso reflexo e os nosos desexos.
En la actualidad las grandes marcas suelen utilizar la figura de un personaje famoso para unirla a su marca. Con el impulso de las redes sociales, este fenómeno, que ya venía de antes, se ha hecho mayor y ha logrado, además, que tenga un cierto feedback. Digo esto porque considero que con la explotación de las nuevas figuras como las de los youtubers (que suelen tener un público de una edad joven) en marcas que están consolidadas en unos targets más mayores, se consigue que el target joven conozca la marca mediante los youtubers, y que los targets mayores conozcan a los youtubers a través de la marca. Esto pasa en muchos casos y además vemos como también medios de comunicación como las televisiones utilizan estos «nuevos famosos» para impulsar sus espacios en sus canales. El caso ma´s reciente es el de Telecinco, que creó un programa centrado en los «influencers» y cuyo máximo consistía en conseguir llegar a ser uno de ellos.
Si nos reducimos al campo del deporte o de la moda masculina, encontramos que los deportistas con mayor éxito o en equipos o deportes más mediáticos acaban siendo imagen de diferentes marcas. Esto cambia dependiendo de a qué género está dirigida esa marca, si se dirige a las mujeres suelen aprovechar el tirón mediático de las figuras del «star system» del corazón, o figuras de cantantes famosas (Chenoa, por ejemplo) para promocionar artículos como colonias.
Es cierto que en la actualidad los famosos tienen gran influencia entre una parte determinada de la población. Muchos ciudadanos se dedican a seguirlos en la Red, llegando incluso a copiar su estilo de vestir, y como no, comprar las mismas marcas que estos usan. Las marcas saben de esta situación, y se sirven de la publicidad para promocionarse a través de los más famosos, que cuentan con gran influencia en nuestra sociedad.
En EEUU, tal como se observa, lo que más triunfa para publicitarse son las famosas cantantes de música actual pop, que influyen tanto en adolescentes como en adultos. Póngase por ejemplo, tal como vimos a Taylor Swift, Rihanna, Lady Gaga, Ariana Grande… las cuáles son seguidas por miles de fans, y con especial atención, a través de las redes sociales. Redes muy influyentes, ya que estos famosos llegan a colgar en sus cuentas fotos vistiendo ropa de la marca para la que trabajan…
En España, por lo contario, tal como dijeron algunos de mis compañeros, lo que más vende en la publicidad es el fútbol, pues este es uno de los campos que más expectación causa. Muchas marcas ya han escogido como imagen a Cristiano Ronaldo, a Andrés Iniesta… Por otro lado, y debido al gran éxito de programas del corazón, también se ha comenzado a hacer publicidad con famosos de este campo como Javier Vázquez, Ana Rosa…
Tanto marcas como publicistas saben aprovechar el medio donde se difunden dan a conocer. Hoy en día el mundo del «famoseo» y las redes sociales cobra una gran importancia, y como no, se debe sacar partido de esta oportunidad para la difusión de productos acordes.
Si es verdad que fue con el auge de las redes sociales que los influencers se hicieron notar mucho más, no podemos cerrar los ojos ante el hecho de que las marcas llevan “utilizando” a estos personajes conocidos desde antes que esto pasaba (tenemos como ejemplo a Iker Casillas y el famoso “me siento seguro”).
No obstante, sí es cierto que es en la actualidad donde más se habla de este fenómeno, ya que las redes sociales permiten a los famosos anunciar la marca del vestido que se han puesto, del perfume que usan o incluso mencionar la peluquería en la que se acaban de cortar el pelo, haciendo con esto que aquellos fans que quieren llegar a ser como ellos, acudan a las mismas marcas que estos utilizan. Es raro el día que no te encuentras en Instagram a alguno agradeciendo a “x” marca por la ropa que llevó a una gala la noche anterior. Algo tan básico como postear una simple foto o publicar un tweet puede proporcionarles a una gran subida de ventas.
Ya en el enlace se menciona la diferencia entre los mayores influencers de España respecto del ranking mundial, y es que el fútbol es la primera opción para la gran mayoría de los españoles. Sin embargo, lo que aquí queda claro es que las marcas y los publicistas saben sacar partido del tirón que personas como Taylor Swift o Cristiano Ronaldo tienen para así fijar la atención de la gente en sus productos.
La extensión de la prensa rosa gracias, en mayor parte, a las redes sociales alcanza altísimos niveles de hipocresía en la sociedad. Los ídolos de masas crean metas que sus seguidores quieren llegar a alcanzar para sentirse satisfechos consigo mismos, influyendo mucho en su nivel de autoestima. Se trata de modelos que, por ser poco alcanzables, exclusivos, por mostrar un modo de vida «falsamente agradable» aumentan el nivel de deseo, desesperación del espectador-consumidor por seguirlo. Son signos cuyo significante va directo al autoestima del espectador. Y la marca no es más que el medio que incrementa la presión para conseguir parecerse a ese modelo en una proporción parecida a su inconformidad vital. Las redes se lo facilitan mucho a las celebridades pues, son ellas mismas las que desde sus propios perfiles suben fotos enlaces o comentarios acerca de los productos. Tenerlo en su perfil lo hace más personal lo liga más a la marca que si aparece en un anuncio en televisión o en cualquier otro medio comunicativo. Pues es en el perfil donde publica sus cosas personales. Ni rumores ni suposiciones, directos al grano. Además, en las redes todo circula más deprisa y, por lo tanto es más eficaz. Los influencers introducen en su vida cotidiana las marcas, aunque su día a día, probablemente, no tenga nada que ver ni utilicen esos productos. Se convierten en un personaje al servicio de las marcas y bajo su nombre. Es un insulto hacia su identidad a costa de un engrosamiento importante de su bolsillo. Hipocresía suya y nuestra por pretender ser algo que no somos por el mero hecho de que alguien a quien probablemente no conocemos dice, se supone, que es. El que reitere el uso del producto y lo publique en su vida lo hace más real.
Es normal que en España la marca apueste por futbolistas, debido a la gran importancia de este deporte en el país. Pero también he de decir que debido a la dominación de EEUU en cuanto a grandes celibridades musicales, cinematográficas… gracias a la globalización, se extienden a otros lugares del planeta el deseo de parecerse a ellos, por lo que apostar por estas celebridades es abrir el mercado del producto. Los estereotipos de belleza occidentales pueden por encima del resto. Son los jóvenes que los cumplen los que se encargan de perpetuarlo, incrementando esa obsesión del «forever young» a las edades más avanzadas. Se trata de llevar a lo emocional algo plenamente superficial e introducir su «importancia» en la sociedad.
A mí personalmente me parece que es algo sencillo, que iba a terminar pasando tarde o temprano.
Hoy en día, hay muchas personas que han ganado algo de fama por las redes sociales. Aquellas que destacaron porque aportaban contenido en cualquier formato, pues queriendo o sin querer terminaron influyendo sobre sus seguidores. Pueden convencerlos hasta para decantarse por una marca u otra.
Hace unos años, esto estaba mal visto. Las marcas no querían ser asociadas con estos «famosillos» de Internet, que de hecho eran perseguidos y denunciados. En Youtube se llegó a prohibir la subida de vídeos en los que se jugaba a videojuegos, enseñando bastante contenido del mismo (gameplays).
Pero ahora parece que se ha hecho borrón y cuenta nueva. Las marcas parecen ver la situación desde otro punto de vista: ya sea a partir de encuestas, investigaciones u observación de tendencias, se dieron cuenta de que de este fenómeno de influencias podría beneficiarles. Ahora han empezado a potenciarlo, porque ahora no sólo no está perseguido, si no que a veces potencian la actividad de estos famosos de Internet. Les pagan, les proporcionan material, los llevan a eventos… Algo que se hacía antes con los famosos tradicionales, se hace ahora con estas personas.
¿Por qué tanto interés y por qué tanto éxito? Estas personas tienen muchas ventajas en comparación con los famosos tradicionales. Para empezar, son mucho más baratos. De eso no hay duda, porque nunca pedirán un precio tan alto, ya que a la vista de la sociedad no dejan de ser personas normales. Pero esto creo yo que es lo que más interesa: son personas normales. Es alguien de a pie como cualquier otro. Resultan más cercanos, y por eso su opinión tiene mucho peso en sus seguidores. Creo que esta es la clave de su éxito.
Y mirando al futuro, es posible que las marcas empiecen a pelearse por estos famosillos. Quien tenga más, tendrá más influencia. Pero estos sólo es una hipótesis, con cierto humor. Al margen de esto, la influencia de estas personas es un hecho, y las marcas se lo llevan a su campo.
A pesar de lo reciente del término «influencer», hoy por hoy son un elemento fundamental en el ámbito de la publicidad. Y es que debemos ser tan influenciables que estamos pendientes de lo que tal famoso lleve para ir corriendo a comprarlo. Tienen un poder extraordinario. Lo que lleven las Kardashian estará de moda, así como el móvil que use Taylor Swift o el coche que se compre Cristiano Ronaldo. Así es que las marcas los utilicen como reclamos. Y ya no sólo personajes tan famosos como los mencionados por mí o por el artículo en cuestión, aquí en España podemos ver una reciente pero creciente tendencia de dicha situación. Últimamente, lo que llamamos «influencers» en este país, son más que nada bloggers o youtubers, y estos o bien diseñan productos para determinadas marcas, o bien los anuncian o los prueban en sus redes. Por ejemplo, la blogger de moda Dulceida diseñó una colección de bañadores para la marca «Agüita», unos zapatos para «Krack», y en uno de sus vídeos habla también de la escuela de idiomas «EF», con la que realizó un viaje y aprendió inglés. Estas tres marcas, claramente, con dicha promoción, aumentaron sus ventas. Y de esto se están beneficiando la mayoría actualmente.
También hay otro tipo de promoción, que sería en los vídeos de los youtubers. Hay algunos a los que una marca se pone en contacto con ellos y les envía productos, para que los prueben delante de la cámara y se los enseñen a sus suscriptores. O también existen v´ídeos de maquillaje en los que van enseñando los productos que usan y la marca de cada uno de ellos, por si los espectadores están interesados en comprarla. Y es que si Beyoncé subiese un vídeo a Youtube explicando todo lo que usa para maquillarse, fans y no fans irían a la primera tienda de cosméticos a por esos productos.
Está claro que los influencers juegan un rol imprescindible en la publicidad, y hay que aprovecharlo.
Muchos de nosotros antes de comprar algún producto, sin fiarnos del todo de los que dice la marca en la que estamos interesados de sí misma, buscamos la opinión de otras personas en internet (reseñas, foros etc..). Si juntamos este hecho con la aparición de los bloggers e influencers, al marketing y a la publicidad no les queda otro remedio que modificar la estrategia si quieres obtener mejores resultados.
Y se han adaptado muy bien. A día de hoy es imposible estar en una red social sin que te asalten, bien sea directa o indirectamente, contenidos de este tipo. Los influencers no dejan de ser personas que tienen la capacidad de liderar, y los famosos ya tienen un gran trabajo hecho en este campo. Son fenómenos, ídolos de masas que, como ya explicaron mis compañeros, quieren ser imitados a toda costa porque la imagen que proyectan es la de una vida de sueño, por lo tanto es normal que cada sociedad tenga su icono, y por lo tanto también es “normal” que los espectadores/consumidores pongan confianza ciega en todo lo que estos personajes muestren y comenten.
La publicidad que apela a la emoción tiene especial importancia porque cuando un consumidor adquiere un producto lo hace de forma subjetiva en la mayoría de los casos. El producto en sí o la marca, solas, no van a conseguir demasiado. El valor adicional que se usa en este caso es jugar, literalmente, con nuestras vidas y nuestra autoestima, en mi opinión, de forma bastante brusca. Como comenta mi compañera Cristina Osinde “hipocresía suya y nuestra por pretender ser algo que no somos”, pero que en el fondo, evitarlo parece imposible. Al final todo es un juego que termina por enfermar todavía más a la sociedad.
Hoy en día la mayoría de la población tiene acceso a internet desde su dispositivo móvil y lo que ello conlleva: publicar gran parte de su vida en la red y poder acceder a los que las demás personas de su interés comparten de la suya.
Como se dice en el propio artículo las marcas ahora utilizan a personajes públicos (en este caso, con muchos seguidores) para que hagan promoción acerca de ciertos productos de determinadas marcas., aprovechando el tirón que tienen las redes sociales debido a la tremenda irrupción de internet en nuestras vidas.
Me gustaría plantear un tema a partir de esto, y es que en el artículo se habla sobre toda de las personas que más influencia tienen, pero no se menciona en ningún momento el mundo de YouTube. Muchos youtubers, también españoles, insertan promoción de un producto, ya sea un videojuego, un alimento, etc, para de esta forma ganar un dinero extra. Lo que pasa es que muchas veces no nos damos cuenta de que cuando una marca esta pagando al influencer, y creo que esto es engañar al espectador, porque en un primer momento parece que la persona a la que estás viendo está compartiendo sus propias opiniones sobre algo y en realidad es lo que le han mandado sacar a relucir de un producto, dejando el lado negativo.
Veo bien que las marcas y las agencias de publicidad apuesten por esta moda de hacer que personajes públicos hagan promoción, pero siempre y cuando sea de modo honesto, y se vea claro o se indique al menos.
El término “influencer” se ha acuñado hace relativamente poco para designar algo que lleva existiendo desde hace bastante tiempo. Los “influencers” llevan existiendo desde el primer momento en el que las marcas hicieron uso de celebridades para persuadirnos en con sus campañas publicitarias. Bien es cierto, que esto se ha agravado con la aparición de las redes sociales.
En la actualidad, los “influencers” utilizan las redes sociales como plataforma de autopromoción en la que muestran su cara más cotidiana y cercana al público, huyendo de los formalismos a los que a veces están encorsetados en determinadas campañas publicitarias y que nos hacen verlos desde una perspectiva diferente. Gracias a la aparición de las distintas redes sociales podemos verlos en determinadas facetas de su vida que antes desconocíamos, y esto nos ha hecho poder verlos desde una perspectiva más igualitaria.
Por otra parte, las agencias de publicidad y las marcas han aprovechado el auge de los “influencers” para hacerse con un target al que hasta hace poco no llegaban, los usuarios de las distintas redes sociales. A través de las celebridades y prácticamente de la misma manera que lo hacían antes, las agencias publicitan sus distintos productos o servicios.
El conflicto de todo esto, está en que las celebridades tienen el pleno control de sus redes sociales y en determinadas ocasiones un comentario o una publicación desafortunada le puede costar su credibilidad e influencia dañando su imagen pública. Además de esto, también le costarán la credibilidad y la imagen de las marcas a las que publiciten ya que estas no tienen pleno control en sus redes.
En conclusión, en la medida en que estos “influencers” no transmitan visiones y valores erróneos en sus redes sociales tanto su imagen pública como la reputación de la marca estarán “a salvo” de ser perjudicados y es un buen recurso publicitario que se debe explotar.
Las redes sociales ofrecen poder seguir a cualquiera de cualquier parte del mundo. Siendo famoso es lógico que en la cuenta de este personaje nos encontremos con un número muy alto de seguidores. Lo que publiquen en sus redes sociales, por muy estúpido que sea, lo pueden ver al momento todo su gran numero de seguidores. Ademas de ser una forma de promocionarse esto lo utilizan las marcas para poder anunciarse por estos medios, siendo una forma mucho mas eficaz que la publicidad tradicional.
No es raro ver como la influencer a nivel mundial es una cantante mainstream americana, Taylor Swift. En España la cosa cambia bastante, la mayoría de los influencers son futbolista, el deporte mayoritario. Este top ten no es nada sorprendente ya que la influencer a nivel mundial sea una cantante pop para las masas y en España sean futbolistas es algo que se puede presuponer perfectamente.
Todos nos vemos influidos en mayor o menor escala por personajes famosos, ya pueden ser cantantes, deportistas, actores, modelos… la sociedad de hoy en día, especialmente los jóvenes buscan un modelo al que asemejarse, un famoso al que idolatrar o simplemente les gustaría ser como ellos, esto hace que los famosos vendan.
Los influencers son aquellos famosos que por el motivo que sea atraen a la gente, son capaces de mover a la masa, por ello muchas marcas piden a los famosos que trabajen para ellos como su imagen. Esto tiene un aspecto positivo, es que la imagen de la marca pasa a ser el famoso y esto conlleva que todas las cualidades positivas del susodicho pasen a verse relacionadas y reflejadas en la marca, haciéndola más atractiva al público y por lo tanto más conocida y venda más; pero por otro lado, también existe la posibilidad de vincular los aspectos polémicos y negativos del famoso con la marca, viéndose afectada en su imagen y esto repercute en las ventas.
La gran mayoría de estos reconocidos influencers tienen una alta actividad en las redes sociales y son seguidos por millones de personas, esto produce que aquellos productos y servicios que emplean se vean una y otra vez en las pantallas de gran parte de la población y fomente su consumo. Este tipo de publicidad es muy reciente, ya que ha empezado a hacerse notoria en los últimos años con la aparición de las redes sociales.
En mi opinión, actualmente si una marca quiere ser reconocida mundialmente y tener una imagen atractiva y comercial, es fundamental relacionarse con un personaje famoso, cuyos valores se asemejan a la imagen que quiere dar la marca. Ya que se ha comprobado que el empleo de famosos hace que aumente su reconocimiento y sus ventas. Por ejemplo el caso de Nespresso y George Clooney.
No me sorprende en absoluto estos datos obtenidos sobre la influencia que ejercen los famosos en nuestro entorno. Con el boom de las redes sociales, que cada vez ocupan un hueco mayor en nuestro día a día, es lógico que la presencia de los famosos se haga cada vez más notable. El poder saber que hace x persona en x momento nos acerca más a él o ella. Y viceversa. El hecho de que x persona te haga rt o le de like a tu foto hace que esa conexión fan-famoso se haga más fuerte.
Y por todos es bien sabido que lo que busca un gran porcentaje de los mundanos es parecerse a algún personaje público. De ahí que el hecho de que Justin Bieber utilice ropa interior de Calvin Klein o que Sara Carbonero utilice Pantene sea de real interés para dichas marcas. Lo que antes se podría averiguar por una mera foto de un paparazzi (que Shakira tenga x marca de coche, por ejemplo) es ahora dicho explícitamente por ellos en anuncios, vídeos de Youtube, pies de fotos de Instagram, etc. El caso de la plataforma Youtube es de especial interés debido a la gran difusión y éxito que ha tenido en los últimos años. Bloggers y youtubers lo utilizan como principal herramienta para darse a conocer y ya de paso para presentarnos todas y cada una de sus colaboraciones. Al fin y al cabo, todos ellos son marionetas al servicio de las marcas. El caso de España no me parece llamativo si nos fijamos en la cantidad de tiempo y espacio que dedican los telediarios, los periódicos, la radio, etc. al fútbol en particular (que no al deporte).
Sin embargo la publicidad a través de los influencers es un arma de doble filo, ya que si no se gestiona bien puede pasar factura a la imagen del famoso en cuestión. Es por ello que las celebrities piensan cada vez más qué colaboraciones aceptar y cuáles no, aunque muchas veces sea difícil rechazarlas debido a las grandes sumas de dinero que pueden llegar a ofrecerles.
Estoy completamente de acuerdo con los comentarios anteriores. Emplear personajes conocidos para vender un producto o servicio resulta más atractivo a la hora de hacerse oír. A su vez, suscitará el deseo del consumidor de adquirir lo que le estamos vendiendo por la sencilla razón de que se suele imitar a los personajes públicos y por ello, se suele tratar de adquirir lo que poseen. ¿Qué mejor si un ídolo, alguien aceptado con gratitud dentro de la población es el que aparece publicitando?
Por lo general, esto suele dar mayor resultado cuando nos dirigimos a un público joven dado que se fijan más en lo que está de moda o en lo que llevan los personajes públicos que en la necesidad real de lo que se les ofrece.
El fenómeno de los influencers surgió hace relativamente muy poco tiempo. Mientras que los famosos de todo tipo (actores, modelos, deportistas…) han sido iconos de estilo y referentes para mucha gente desde hace ya algunos años, con la llegada de las redes sociales, este concepto ha cambiado totalmente. Ahora, a través de sus cuentas, los famosos influencian a sus millones de seguidores de una manera mucho más instantánea y directa, y por lo tanto, más efectiva.
Las marcas han utilizado desde hace décadas personajes reconocidos para sus campañas publicitarias, conscientes de la repercusión que sus mensajes podían llegar a tener gracias a estas figuras. En la actualidad, donde las redes sociales se han introducido por completo en nuestra vida cotidiana y a las que dedicamos cada vez más tiempo, era de esperar que las marcas intentaran sacar provecho de esta nueva tendencia. Y es que evidentemente, un mensaje publicitario (la mayor parte de las veces oculto, o como mínimo confuso, en cuanto a su intencionalidad) a través de una cuenta con millones de seguidores va a tener una difusión mucho más potente que por cualquier otro medio. Además, consiguen llegar a un target al que parecía difícil llegar de otra forma. Por esta razón, las agencias de publicidad valoran la promoción contando con los influencers de la misma manera que las otras vías más tradicionales.
Los «influencers» son las personas con el status de «líder». Son mujeres y hombres en los que nos reflejamos y queremos tener y por ello intentamos hacer todo lo que nos sugieran o digan. Para estar más unidos entre nosotros, mitificamos esa figura y creamos una comunidad que se llamarían «fanbase».
Las redes sociales, el cine y la TV alimentan esta cultura debido al aparato espectacular de la publicidad ya sea implícita o explícita. Pero, centrándonos en el primer medio citado, es la mayor potencia para saber si un/a artista es líder o no. Esto se consigue gracias a los «seguidores», pero también gracias a el número de gente que estos «influencers» siguen (un sueño). No es lo mismo tener el mismo número de seguidores que a seguir, que tener pocos a seguir y muchos seguidores. Para ser un buen «influencer», en mi opinión, importan más los seguidores que cualquier otra cosa.
Las mujeres triunfan en el mundo de la publicidad de marcas debido a que muchas de ellas son de USA, son preciosas y utilizan el arma de la «extravagancia» o «escándalo» para así llamar la atención de sus seguidores y de la gente que no las siguen para anunciar cosméticos, remedios para el cabello, bisutería, ropa… Los hombres suelen ser más futbolistas, modelos o actores debido a que el público masculino se identifica más con ellos, pero este mundo es muy poco exitoso para ellos ya que pueden triunfar o no debido a los hábitos de sus seguidores en comprar ciertas marcas que patrocinan.
Destaco el poder de YouTube y sus youtubers debido a que son la nueva generación de «influencers» así como Instagram o snapchat debido a que el contenido, video o foto se puede subir, comentar la experiencia con el producto sin tapujos, destruirlo mediante críticas… De cualquier manera, los youtubers hacen que sus videos sean vistos por millones de personas y así consiguen dinero a cambio a partir de los anuncios en sus vídeos o compensación económica por el vídeo que gira en torno al producto y no entorno a él o ella.
En resumen, en España no habrá muchos influencers, pero si están creciendo los nuevos negocios como los instagramers o los youtubers que son otra forma de darle prestigio a la marca y de paso conseguir nuevo público que compren productos de dicha marca
Parece algo nuevo esto de utilizar figuras famosas para promocionar ciertos productos, pero lo que realmente ha cambiado en los últimos años es dónde, no cómo. Grandes marcas (como Nesspreso o Calvin Klein) han incorporado caras conocidas en sus campañas desde siempre, pero el hecho de que actualmente se haga en redes sociales, implica un mayor grado de acercamiento con el anunciante. Vemos promocionando (con mayor o menor acierto, pues algunas acciones publicitarias chirrían a los ojos de cualquiera) ese producto a alguien que consideramos un conocido, casi un amigo. Alguien a quien seguimos, hemos decidido seguir, que forma parte de nuestras vidas diariamente en cuanto revisamos las redes cada mañana. Esa persona nos está recomendando algo. Nos dice que es bueno, que le gusta, que por qué no tendría que gustarte a ti. Casi podría equipararse al hecho de pedir referencias sobre cierto producto en círculo antes de probarlo, con la diferencia de que los influencers reciben un dinero por hablar bien de esa marca y ocupan una postura superior, casi dominante entre los gustos de la mayoría.
Además, otro punto a favor de esta nueva manera de publicitar algo son los bajos costes que suponen, ya que únicamente con una foto en Instagram o incluso un tweet pueden generar un aumento en el público consumidor de esa marca.
Aunque ya todos somos conscientes de con qué fin mencionan ciertos productos en sus redes y sabemos captar el «momento teletienda» en los vídeos de Youtube, no parece que sea un tipo de publicidad que vaya a desaparecer en mucho tiempo.
Todo el tema de la influencia de los famosos sobre los hábitos de la masa tiene cierto cariz turbio, y más si de lo que hablamos es de una influencia económicamente mediada. Si alguien a quien tú admiras, en mayor o menor grado, te recomienda algo (te lo vende), tú le crees porque ya has creado un tipo de amistad ficticia y existe un respeto y una confianza que a veces no tienes ni con tu familia. Cuando una marca paga (de una manera u otra) a tal ídolo, el intercambio de información se torna aún más inmoral, pero muchas veces la publicidad y el éxito real distan mucho de ser éticos. Es un fenómeno un tanto extraño si se tiene en cuenta en toda su profundidad y nos alejamos de su concepción puramente pragmática, pero al final todos caemos en sus garras.
El uso de personas que gozan del reconocimiento de una parte del público ya de ante mano, sirve para transmitir confianza en el consumidor, lo que les hará sentirse más cómodos y por tanto más dispuestos a prestar atención al anuncio así como a la compra del producto. El uso de personas reconocibles para el público no es algo nuevo como ya han mencionado mis compañeros, sin embargo si que es nuevo que la elección de algunos de estos actores y actores venga dada por el número de seguidores que tienen en la redes sociales. Algo que sin duda no es descabellado teniendo en cuenta como están creciendo estas figuras entre la juventud, de momento en España como se dice triunfan los futbolistas, los cantantes pero no creo que pase mucho tiempo hasta que un youtuber se cuele entre los primeros puestos de esta lista. Por ejemplo el youtuber más seguido de España tiene casi 8 millones de seguidores en twitter y pasa de los 21 millones de seguidores en youtube. Cierto que el branded content ya ha comenzado en youtube pero está claro que aún no ha acabado de explotar lo suficiente como para que se cuelen en estas listas, aunque en mi opinión y viendo como avanza, es solo cuestión de tiempo.
Aunque el éxito público parece responder a patrones clasificados en instantes temporales la cuestión sigue sujeta a variables. Sin embargo, el éxito acostumbra a prepararse o a redirigirse una vez constituido, una estrategia que va directa al rendimiento adecuado y que puede articular estrategias de comunicación de marcas. Nada nuevo bajo el sol.
Para min, non vexo nada diferente nestas estrelas «máis seguidas» que os ídolos de calquera xeración. Britney Spears no seu tempo tiña o mesmo «status» que hoxe Taylor Swift, e as marcas do momento van aproveitalo.
Qué cambia hoxe? Que os medios proporcionan melloras en canto á contabilización desa influencia, en número de seguidores.
Porén, unha pequena conspiración: sábese da existencia de bots informáticos capaces de alterar esas medidas sumando seguidores virtuais a estes influencers. Canto hai de real nesa influencia, e canta é controlada polos propios medios? Diría que as cifras reais están bastante lonxe.
No enciendas la televisión y si lo haces, evita los anuncios bajo todo coste (hasta los de “volvemos en 30 segundos, sí), aparta los páginas de anuncios del periódico para su posterior uso limpiando ventanas, descárgate el Adblock, el Ublock y denucia por Spam o contenido inapropiado toda la basura que te incitan a comprar por mediación de las redes sociales y aún así no estarás a salvo.
La concepción de la publicidad está cambiando y es por esto que mucha gente (entre la cual cual me incluyo) guardamos una gran adversión hacia casi todo contenido publicitario, por eso mismo tratamos de eludirlo de todas las maneras posibles. Parece que el sector publicitario se está dando cuenta de ello y por esto mismo se inventan nuevas maneras de calarnos cuando estamos con la guardia baja, una de estas nuevas técnicas publicitarias es la de contactar con influencers o celebrities para llegarnos de forma más directa. A mi, en lo personal, me parece bastante rastrero el hecho de contactar con figuras reconocidas sobornándolas con contratos millonarios para que yo abra mi cuenta de twitter y lo único con lo que me encuentre sea con lo feliz que está “X personaje” con su nuevo lote de productos de “introduzca X marca”. Con esto me refiero a que me parece mal el que se exploten figuras hacia las cuales podrías sentir algún tipo de admiración/apego por la labor profesional que desempeñan y que además, no pasan por ningún tipo de apuro económico, para poder calar mejor al potencial comprador a base una explotación emocional que nada tiene que ver con las empresas que se metan por el medio. Además de que creo que no resulta bueno para imagen que los seguidores tienen de la celebrity en cuestión.
Otro caso muy distinto es el de los influencers que actúan por redes como Instagram o Youtube y tienen miles de seguidores pero ya han aclarado desde un principio que están ahí para ganar dinero, como si de una labor profesional se tratase. De esta manera, la mejor forma que tienen de obtener ingresos es mediante el contenido publicitario adherido a sus publicaciones y, en el caso de Youtube, mediante la cantidad de visitas de sus vídeos.
El uso de personajes públicos por parte de las marcas como método de promoción lleva usándose ya desde hace años, sobre todo para relacionar una marca con ciertos valores, como la elegancia, el poder, la riqueza, etc. Sin embargo, en la última década, esta práctica ha aumentado considerablemente su uso e importancia debido a las múltiples posibilidades que abren las nuevas tecnologías y redes sociales. Aunque esto es beneficioso para las marcas, ya que pueden acceder a una multitud de consumidores que o bien siguen a un famoso concreto o bien asocian asocian ciertos valores suyos a una marca, también puede volverse en contra de la imagen de la marca. Escoger erróneamente un personaje público para promocionar un producto puede traer consecuencias como, por ejemplo, el rechazo hacia la marca por parte de la población a la que no le agrada ese famoso o que se relacionen valores a la marca que la empresa no desea, lo que se traduciría en un mal resultado.
Por lo tanto, creo que el uso de personajes famosos es muy beneficioso para las marcas, aunque existan ciertos riesgos que hagan que sea una estrategia de promoción que puede llegar a ser más arriesgada que otras.
Aunque suene a broma, el tema influencers ha sido trending topic en mi círculo estas navidades. Y no porque fuera yo la que introducía el tema. Mis colegas proto-sociólogos y proto-politólogos también están muy interesados en la naturaleza de este nuevo fenómeno. Y no es para menos. En clase hablábamos de bloggers de moda que alcanzan gran notoriedad y se convierten en influencers. Creo que aquí podríamos establecer una clasificación que diferenciara a las celebrities que por el simple hecho de serlo y además usar rrss se convierten en influencers y aquellos que desde el anonimato se sirven de las peopias rrss para hacerse conocidos (y después influencers). Como decía, el de la moda y los consejos de belleza son los campos típicos en que se suelen mover estos «influencers de segunda clase». Pero como es evidente con el ritmo al que van las cosas, existen influencers en cualquier mercado.
Lo último de que me he enterado y me ha parecido curioso: una pareja tiene un canal de youtube sobre el consumo de marihuana (desde la experiencia propia). Además cada uno de ellos tiene su propia cuenta de instagram. Van ganando seguidores y consiguen notoriedad hasta el punto de que a día de hoy las marcas (grow shops, venta de semillas, productos para fumar en general) les envían lotes para que los prueben o los invitan a convenciones sobre el tema. Evidentemente, con la condición de que ellos se hagan eco de la marca y lo que les parecen sus productos a través de las rrss. Flipante me parece, y nunca mejor dicho.
Haciendo un repaso de todas las entradas del blog me he encontrado con esta entrada inicial y para mi sorpresa tiene mucho que ver con el trabajo que realizamos mis compañeros y yo para la asignatura. En dicho trabajo hablábamos de las influencers pero concretamente de las influencers del mundo del beauty y la moda.
Sin duda es un tema que ha dado mucho que hablar estos últimos años pero especialmente este último año ya que en la etiqueta de influencers no solo nos encontramos a celebrities si no a personas que podían ser perfectamente nuestros vecinos. El mundo 2.0 ha hecho que se creen nuevos empleos y nuevas formas de vida. Existen muchos canales de youtube en los personas graban absolutamente todo lo que hacen durante su día a día y esto atrae a un gran número de espectadores por lo que las marcas apuestan por estos ‘nuevos influencers’ para publicitar sus productos.
Tener influencia sobre un gran público no es cosa fácil, si no que hay mucho trabajo detrás, por lo que las marcas llegan a pagar grandes cantidades para que estas personas publiciten sus productos. Es más, muchas marcas apuestan mucho más sobre esos ‘nuevos influencers’ que sobre los clásicos influencers como Taylor Swift, porque los ven con mayor capacidad de convicción.
Personalmente pienso que aún estamos en el principio de este nuevo pero gran concepto que todavía tiene que evolucionar hacia nuevos niveles que desconocemos.
Hoy en día el mes de los influencers va más allá de la influencia que tienen las típicas celebridades en sus seguidores, muy aparte de que sean artistas reconocidos o no, hay una nueva generación de influencers que están tomando más importancia a la hora de llegar a sus fans. Es así que personas que surgieron como común y corrientes ahora se han vuelto en grandes personalidades y me refiero a YouTubers, o gente que se ha dado a conocer por su participación en temas de naturaleza, belleza, humor; entre otros, pero que a pesar de estar en diferentes temáticas son productores de contenido y con muchos seguidores.
Es así que ahora importantes marcas llaman a estas personalidades para que representen su producto y lo den a conocer, esta acción hace más humano el contacto del producto con el cliente y es una forma nueva de publicidad.
Muchas veces también no se le paga directamente al influencer si lo que es una remuneración en productos y en vistas o seguidores dentro de las redes sociales haciendo promoción al mismo tiempo a su imagen pues crea una relación importante con una marca o producto.
Está claro que la publicidad está cambiando al mismo ritmo que las nuevas tecnologías. Si antes se usaba una cara conocida para anunciar algo en televisión, ahora se hace lo mismo pero en las redes. Sinceramente me parece una muestra de superficialidad y una falta de personalidad tremenda… Está claro que para las marcas es una estrategia maravillosa; para posicionar su marca ya no hace falta pagar a creativos publicitarios y a todo un equipo para la realización de un anuncio, además de al personaje famoso para que aparezca, lo que va a suponer un desembolso importante, sino que se le paga directamente al famoso de turno para que suba una foto con una camiseta de tu marca, un chocolate, hasta un nuevo coche… el problema está en que las masas tratan de seguir a estas cuatro personas contadas que no tienen NADA que ver con nuestras vidas. Cantantes, futbolistas millonarias que viven una vida de lujos muy diferente a sus seguidores. Ellos conducen coches caros, usan perfumes franceses y comen en restaurantes marisco hasta hartar… mientras los demás sólo soñamos (o más bien sueñan, porque a mi ni me va ni me viene) con esa vida que nunca tendremos,