Ahora estamos hablando de los procesos de consumo. Mercado, productos, consumidores, hábitos…son elementos que confluyen y de los que debemos tener una idea más o menos precisa. Quiero en esta entrada proponer un enlace a un portal donde se habla de neuromarketing. La investigación científica sobre que sucede en el cerebro cuando compramos (o vemos un spot), identifica cuales son los resortes que funcionan en el mundo de la percepción y el consumo. Como todo tema novedoso hay mucha leyenda urbana y también mucho acto de fe, pero enterarse es el primer paso para no formar parte de los que hablan desde la ignorancia (que somos un poco todos). Leer con calma y que no os afecte mucho al cerebro.
Parece que llegará un momento en que se tengan que descubrir cosas para protegernos del control de las marcas, de la publicidad, una especie de filtro «racional» que podamos activar para no ser persuadidos… (También se podría aplicar a muchos otros ámbitos…)
Personalmente, me dan un poco de miedo los extremos a los que se están llegando para lograr mayor efectividad publicitaria. A juzgar por lo que se dice en el artículo, el neuromarketing es un medio de acceder a lo que está más dentro de nosotros, a partes de nuestra mente que ni siquiera conocemos; de este modo, como dice Carolina, pueden persuadirnos con mayor facilidad sin que podamos evitarlo, sin enterarnos siquiera… me pregunto si estas prácticas serán legales, me recuerda a la publicidad subliminal (la cual también pasa desapercibida).
Claro que, tal vez me esté precipitando, y con el tiempo el neuromarketing demuestre algún rasgo positivo. Pero para eso hará falta un gran control, y dudo mucho que éste se lleve a cabo.
Podería dicir, tras leer o artículo, que o neuromarketing é o límite dos límites pero, incluso antes de acabar de pensalo, decátome de que non é así: sempre aparece un novo avance, un novo método, unha técnica nova… que sobrepasa os límites, que revoluciona o que viña sendo ata ese momento.
Aínda así,como xa citaron as miñas compañeiras, creo que o neuromarketing é case un «acoso», xa que a publicidade vainos persuadir dunha maneira que nin nós (como consumidores) nos podemos imaxinar, polo que aumentará o seu efecto, non só no punto de venta, senón no estilo de vida e forma de pensar, xa que, polo que indican os estudios, os procesos son moi «incoscientes» para o ser humano, de forma que aínda vai calar máis fondo no consumidor este novo tipo de publicidade que pode estar a piques de xurdir.
Sin duda el neuromarketing es un tema morboso y, en mi opinión, tremendamente interesante. Estas investigaciones suponen jugar con el subconsciente del ser humano, con sus impulsos y estímulos. Realmente creo que si esta técnica llegara a controlarse algún día, no sería difícil usarla en perjuicio de las personas, lo que lleva a un interesante debate sobre moralidad.
Voy a adjuntar un link de la primera parte de un reportaje de «La noche temática» sobre neuromarketing que me parece que viene mucho al caso (el resto del reportaje está subido en Youtube).
Creo que esto xa sobrepasa os límites éticos. Maila que a ciencia axude de maneira increíble a que os publicistas comprendan mellor as nosas emocións ante o seu produto -asombroso o exemplo sobre o anuncio de Sony Bravia-, non creo que teñan dereito a facer algo así para o seu propio beneficio. Acceder mediante esas probas ao noso subconsciente é xogar con nós.
Dejando aparte las consideraciones en cuanto a que el neuromarketing es un tema realmente interesante y un avance en el campo de la ciencia, no deja de asustar un poco, como señalan mis compañeros. De si es ético o no… Eso habría que discutirlo, porque hasta el momento se han utilizado métodos mucho más »rudimentarios» para persuadirnos y no parece que a nadie le alarme demasiado. Por supuesto, ¿a quién le gustaría que le manipulasen de ese modo, sin que nos demos cuenta, y menos con la publicidad? El problema está en hallar el límite de poder utilizar el neuromarketing para fines propagandísticos.
La publicidad ha avanzado frenéticamente. En los spots publicitarios modernos no se nos ofrecen las características de los productos que nos venden, ahora, lo que quieren es llamar la atención,que guste el anuncio y que nos transmita algo, y supongo que en parte se debe a que como dice en el enlace, el 85% de las decisiones las toma nuestro subconsciente. Y es ahí donde quieren atacar las empresas para que la publicidad sea efectiva. El neuromarketing parece un tema no exento de polémica ya que, si las empresas pueden jugar con nuestro subconsciente a través de los spots publicitarios….¿hasta dónde puede llegar la evolución de la publicidad en unos años…?
O neuromarketing aínda é unha disciplina emerxente polo que os seus resultados non se poden considerar do todo fiables. Eu (ilusa de min) négome a pensar que o noso cerebro está predisposto ou programado de tal xeito que nos inflúa a consumir un determinado produto. Ben é certo que o apego a certas marcas (como pode ser a Coca-Cola) ven de unha longa serie de recordos ou experiencias que si que nos levan a decantarnos por certo artículo pero aínda son escéptica a crer que poden controlar tales desexos subconscientes.
Pensar que estamos controlados hasta tal punto, mete miedo al más valiente a pesar de que esta práctica tenga tantos seguidores como escépticos se niegan a creerla (por lo que leo). Creo que tiene mucho que ver el hecho de que nuestro subconsciente actúe por nosotros mismos en más ocasiones que nuestra parte consciente, es como si no fuéramos nosotros mismos los que tomamos las decisiones, y en este caso, la publicidad lo hiciera.
Por supuesto no se puede generalizar, ya que me imagino que dependerá de lo sensible, receptivo o vulnerable que sea el espectador que esté viendo el anuncio, la manera en que el sujeto reaccionará. No tienen las mismas reacciones una adolescente que un hombre adulto.
En el punto que recorre los retos que tiene que superar el neuromárketing, habla de la consideración ética. Me parece interesante ya que si nos paramos a pensar en frío, qué pasa? Unos cuantos nos están controlando de la manera más sutil existente y nosotros sin darnos cuenta. Lo veo perfectamente posible, y me reconozco asombrada ante este artículo. El ser humano es débil.
Yo opino lo mismo que mis compañeros, se trata de una práctica que abusa de nuestro subconsciente valiéndose de la ciencia. No me parece nada ético que se permita a alguna gente implantar ideas a otros, porque al igual que se hace con la publicidad, se podría llevar a cabo por ejemplo con ideas políticas en las propagandas electorales. Es una manipulación que no podemos evadir.
Pues… yo voy a romper una lanza en favor del neuromarketing. Si bien es cierto que puede resultar algo intrusivo al leerlo, no me parece que sea algo que atente tanto contra la intimidad, teniendo en cuenta que simplemente es un estudio realizado a gente que se ha ofrecido voluntaria para ello…
Sé que probablemente suena ‘extraño’ el hecho de analizar los estímulos cerebrales de la gente, pero es de suponer que son actividades que se tienen relativamente controladas, y que aunque parezca que se acerca demasiado a los límites de la ciencia (incluso que los transgrede), el avance científico actual permite llevar a cabo estos estudios… a mí no me parece que vaya contra la ética en ningún caso… es normal que nos resulte chocante, pero parándome a pensarlo fríamente, no creo que tenga peligro alguno para la gente que ha sido objeto de estudio.
El caso es que usan a gente voluntaria para hacer estudios, pero los resultados son aplicados a todos nosotros (no voluntarios).
La publicidad es un tema que cada día nos sorprende más. Ahora con el neuromarketing da la sensación de que cada vez estamos más controlados por las empresas y sus propuestas de venta. Es sabido que la mayoría de nuestras compras provienen de nuestro subconsciente y, por tanto, son impulsivas y dificilmente controlables, aunqeu nos cueste reconocerlo. Ya es por todos conocido que la mayoría de las tiendas y grandes superficies colocan sus productos de manera estratégica para que resulten más atractivos a los consumidores y así intentar asegurarse una venta. Con esta nueva práctica de márketing a los consumidores nos va a resultar casi imposible resistirnos a nuestros impulsos de compra.
Que curioso el ejemplo ilustrativo del anuncio de Sony Bravia. Deduzco que los mecanismo para detectar esas reacciones son tan complejos como caros. Desde mi ignorancia me inquieta el uso que puedan dar determinadas empresas a estas herramientas. Lo poco que conozco de la neurología son vagas ideas sobre la obra de Sigmund Freud. También la influencia que ejerce el efecto kuleschov en la compresión semántica de las imágenes en un documento audiovisual.
Al leer todo esto me resulto inevitable recordar una película conocida por todos, La Naranja Mecánica. En la cual mediante imágenes, meticulosamente estudiadas, se pretende , y consigue, ( lo siento por el spoiler) cambiar la conducta del protagonista. La moraleja de la película también nos puede servir para reflexionar sobre si son peligrosas o no estas herramientas persuasivas.
El neuromarketing puede ser considerada como una práctica que sobrepasa límites para algunos, y al mismo tiempo, como una herramienta de gran utilidad para otros. Desde el punto de vista de los publicistas obviamente es una herramienta que les proporcionará grandes beneficios, ya que el margen de error a la hora de realizar publicidad es mucho menor, quiero decir, si ya sabes tan detalladamente qué gusta al público y qué no, tener el efecto esperado sobre él es mucho más sencillo. Pero desde mi punto de vista es exagerado. No solo porque llegue a un punto de control y conocimiento de lo más profundo de la mente humana, sino también porque la publicidad en sí pierde toda su magia. Por supuesto que su función es vender un producto al público, pero si hay quién considera a la publicidad como un arte es porque hay un conjunto de mentes brillantes que son capaces de crear un anuncio que hace que el público desee adquirir lo que en él se ve. Para mi el neuromarketing mata todo ese mérito, porque sabes casi con totalidad como reaccionará la gente, no hay apenas riesgos.
El neuromarketing pretende hacer de manera consciente lo que el marketing ya hace inconscientemente. A través de él se quiere analizar qué es lo que nos gusta a los consumidores a la hora de ver un anuncio. No considero que sea algo inmoral, ya que al fin y al cabo lo que se quiere conseguir con esto es crear anuncios que nos agraden más. Y hacer un buen anuncio no es una forma de manipulación (aunque nos atraiga hacia el producto). Lo que veo mal del neuromarketing es lo que dice Marta, con esto el arte de crear publicidad se vuelve poco interesante. Todos los anuncios acabarían pareciéndose entre sí, ¿y dónde queda la creatividad?
Yo creo que la creatividad depende del público al que se quiera dirigir, si que seguirán existiendo diferencias pero desde luego si que es obvio que se reducen riesgos, estoy muy de acuerdo con Marta en este punto. Aunque tampoco dudo que buscarían otra forma para que el trabajo recuperase la emoción que ahora mismo posee. Quién sabe lo que se inventará ya llegados a estos puntos
Personalmente, el mundo de la publicidad me parece fascinante y los estudios que se están llevando acabo ahora, como el neuromarketing también. A mi manera de ver, al igual que en el campo de la psicología se estudia que parte del cerebro reacciona a cierto tipo de estímulos para idear e investigar tratamientos, en el campo de la publicidad se aplica la ciencia y la biología para aumentar su efectividad, ¡desde luego es una pasada!
Ahora podemos ver exactamente qué es lo que despierta nuestros sentidos y nos hace poner la piel de gallina con toda precisión de un modo objetivo quizá. Por otro lado, este gran avance… ¿Para que se utiliza realmente? Para persuadir al espectador e incitarlo a consumir… esto es realmente lo peligroso y más si prestamos atención o lo que nos dice el artículo: <>. Se trata en gran medida, de lo que estubimos hablando y discutiendo en clase sobre la poca racionalización de nuestros actos y el aprovechamiento de este por el mundo de la publicidad.
En resumen, me parece que es una técnica impresionante en niveles de desarrollo pero me da miedo como se pueda canalizar… ¿O acaso no nos parecía mal el típico mito de que el tío Sam saliera a modo de mensaje subliminal reclutando gente para el ejercito? ¿O la leyenda urbana de la Coca-Cola en 1957 (también como mensaje subliminal) en los cines para que la gente le entraran ganas en el descanso de beber tal refresco?
Desde mi punto de vista, todos son avances fascinantes, cómo el hombre empieza a conocer y dominar su propio subcosciente, pero esto… llevará a buen puerto? Desde luego, cada día parecen más cercanas cosas que aparecían en la serie <> como que la propia publicidad que patrocinaba los sueños de Fry.
El neuromarketing es una herramienta muy útil para conocer en profundidad el funcionamiento de la mente humana y saber que poner en los spot publicitarios para agradar a los espectadores, por está razón me parece realmente fascinante. Gracias a esto, nos damos cuenta de que no somos diferentes ni únicos, ya que todos respondemos a unos patrones que nos hacen comprar ciertas cosas y no otras.
No creo que sea algo que atente contra la moral. Simplemente no estamos bien informados y por eso nos produce cierto rechazo.
No comparto esta opinión puesto que en ningún sitio a los que he recurrido para leer acerca del tema se ha afirmado que respondamos a unos patrones que nos vuelven una masa, ni diferente ni única entre sus miembros. Yo creo que escogerán a lo que mejor responda la mayoría, puesto que aunque solo sea por razones de sexo, raza, edad, y costumbres responderemos de distinta forma a los estímulos. Sobre todo ahora que vivimos en un mundo tan global y es tan difícil generalizar en cuanto a gustos, con todo el acceso que tenemos a la variedad.
Comparto la opinión de mis compañeras Lara y Laura en cuanto a este tema. Me fascina, como a ella, la idea de poder estudiar los impulsos cerebrales, «traducirlos» (me refiero a interpretar los impulsos como respuestas concretas a estímulos concretos) y a poder aplicarlos a campos como el de la publicidad. Estudiar algo tan complicado y poder sacar de ahí patrones de conducta en las sociedades me parece muy interesante. Ahora sí, el tema de que se use para vender un producto que va a producir un beneficio a una empresa, que se realice por intereses monetarios, ya no es un tema que me fascine tanto, así como los que lo hacen a partir de impulsos negativos.
De la misma forma, creo que es el miedo a «leer el pensamiento» que puede llevar a la gente a rechazar el neuromarketing, porque al acertar en las predicciones de si un anuncio gusta, o si llegará a ser viral como en la SuperBowl, parece que estén leyendo nuestras mentes y prediciendo el futuro (que lo hacen, pero no en este sentido exactamente).
El neuromarketing controla, en mi opinión, a un público predispuesto, es decir, existe un público más vulnerable que otro, más fácil de convencer por así decirlo; no se trata en ningún caso de hacer anuncios bonitos, sino de que la gente compre dicho producto o se conciencie de algo, como ocurre en la publicidad emitida por el Estado.
Sin embargo existe otro tipo de público que hace caso omiso de la publicidad y elige un producto u otro por recomendaciones personales.
Controlar a la gente de este modo me parece,cuanto menos, tirano, a pesar de esto, comprendo que el fin último es el beneficio.
Realmente é increíble cómo avanzan os procedementos que a publicidade chega a ter de cara a saber a nosa resposta. Coincido con todos os meus compañeiros no feito de que asusta un pouco o tema de que non teñamos privacidade nin siquiera para gardar o noso pensamento ou en gardar para nós no que nos fixamos ou non, no que nos gusta ou nos deixa de gustar. Creo que realmente é beneficioso de cara a publicidade pero, non hai métodos para saber a capacidade de resposta do público con respecto a un anuncio sen chegar a estos extremos? Se ata ahora se fixo de un xeito que máis ou menos foi funcionando, por qué chegar a estos límites? Igual é que me quedei algo trastocada despois de ler «1984», pero asustar asusta….
Inquietante es la palabra que me viene a la cabeza al leer este artículo. Asusta ver hasta que punto llegan las compañías por vender, por «gustar al consumidor».
Con todo esto, esta cuestión del neuromarketing es muy reciente y sólo el tiempo nos dirá en que termina pues de momento tiene que lidiar con varios problemas (costes, etc) y con un gran número de opiniones contrarias que la consideran como una invasión a lo más secreto de una persona, a sus pensamientos.
Personalmente quiero creer que es algo que no funcionará al cien por cien. Mucha gente no escoge un producto por lo que el anuncio le transmita y la gente que es reacia a la publicidad lo seguirá siendo. Somos personas distintas, con decisiones distintas y sobre todo impredecibles. Creo y quiero creer que eso es, y continuará siendo cierto.
Dende logo despois de ler o artículo, sen coñecer moito sobre o ámbito do neuromárketing, só me queda dicir que é unha mais das artimañas do consumismo. Non botamos as mans a cabeza por comprar vinte chaquetas, cinco sudadeiras, catro pantalóns… porque están a un prezo practicamente regalado. Porque é algo que temos como habitual, pero para iso fíxose antes un gran traballo de persuasión ao individuo para a compra masiva, levándonos ao que hoxe coñecemos como consumismo, que non é mais que a resposta ao noso mundo real. Con isto sucede o mesmo. Non podemos impresionarnos de que este tipo de procesos se leven a cabo eticamente porque ao fin e ao cabo o marketing é o que é, e está para iso, para vender, para convencer, para achegar ao público cara a compra dun produto, e que mellor que utilizar os avances técnicos, tecnolóxicos e científicos? Non defendo o neuromarketing en absoluto, pero tampouco podo criticalo dende o punto de vista da lealdade posto que hoxe por hoxe, que é leal?
Esta nueva técnica de control de la investigación de marketing tradicional me parece inquietante, y que ha priori puede asustar, ya que es un sistema que no deja nada sin descubrir, todo lo que se nos pasa por la cabeza es reflejado a través de estímulos que serán luego analizados. Pero en mi opinión es un gran avance y una gran ayuda para los encargados de las campañas publicitarias. Ahora si, si ya con los sistemas tradicionales hacían campañas que nos llevaban a comprar ciertos productos, ahora con el neuromarketing estas campañas van a ser mucho mas intensas, pues tienen la posibilidad de ver que es lo que mas causa efecto o que es lo que mas nos gusta en un anuncio. Aun así creo que es un mecanismo muy útil y eficaz.
Neuromarketing… ya la palabra de por sí a mi me inspira desconfianza. En un mundo tan plagado de publicidad, donde la tecnología y los avances científicos están en auge y en el cual el dinero semeja ser lo primordial, es inevitable que nazcan este tipo de estudios. Querer saber a ciencia cierta si un anuncio va a obtener una respuesta positiva en el sujeto sin duda ahorrará algún que otro dolor de cabeza a los pobres publicistas o jefes de marketing. Pero, ¿dónde se traza el límite?¿Vamos a permitir que nos laven, literalmente, el cerebro? Me parece que el neuromarketing es un buen ejemplo para decir «basta». Una cosa es querer obtener una buena respuesta del público y otra diferente es saber que lo que ofreces va a surtir efecto en sus cerebros. Eso no es jugar limpio, a mi parecer. El lado bueno de la publicidad, en mi opinión, es la creatividad: que un par de individuos se pasen horas y horas pensando qué hará gracia o que surtirá efecto, no un científico llenándonos la cabeza de cables para asegurar la venta de cual o tal producto. Si nos dejamos tratar como ganado, nos convertiremos en ganado. Consumidores que prestan sus cerebros para asegurar un éxito de ventas, y poder de nuevo consumir.
Personalmente creo que el neuromarketing es una nueva forma de manipular a los públicos. En parte, si se utiliza de forma precavida y fijando algunos criterios de utilización del mismo se pueden utilizar con “buenos fines”. Pero, como he dicho, personalmente me parece que se utilizaría en contra del propio público. De este modo siempre se estaría haciendo creer algo que queremos que se crea, una nueva forma de engaño. Publicidad puede ser un intento de hacer ver a la gente un producto y hacerles creer que lo necesitan. Pero con el neuromarketing se iría más allá. Me explico. Sabiendo como responderían a cada momento del “spot”, podríamos apelar a los sentimientos de las personas sin errar en lo que sienten y podría hacer creer lo que no es.
Quizás es una visión un tanto pesimista, pero puede que me equivoque, o puede que no.
Hablar de neuromarketing en cualquier término (positivo o negativo) a estas alturas del juego se me antoja extremadamente difícil. Las posibles ventajas o inconvenientes (invasión de la privacidad, cuestiones morales o éticas) que pone sobre la mesa este nuevo método están por verse, pero no me cabe duda de que se intentará utilizar de la manera más contenida posible. No nos espantemos al leer los primeros informes como si el mundo orwelliano de 1984 estuviese a la vuelta de la esquina.
En cierto modo, podríamos entender el neuromarketing como un destape de máscaras. Lo que intentamos conseguir con estos avanzados métodos es lo que ha hecho la publicidad desde su invención, con el componente de que la «sutilidad» (discutible esto, ya que los anuncios suelen ser bastante obvios en su gran mayoría) se ha ido de viaje y la ha reemplazado el más completo descaro.
Esto sin contar que gran parte del atractivo de un publicista es testear el mercado en busca de los códigos que atraigan al cliente. Que un complejo aparato te los comunique al instante hace que el a veces fascinante mundo del marketing se vuelva más monótono.
Resulta interesante estudiar el importante papel que juega nuestro cerebro a la hora de realizar una compra u otra, y cómo eso puede llegar a manipularse. Gracias a las neurociencias, podemos conocer los niveles de atención de sujetos a un anuncio, por ejemplo, la activación de éste, o su estado emociona; y así tomar una serie de decisiones a cerca de los anuncios que emitimos, adaptándolos al público objetivo. Y es para medir esta actividad cerebral es para lo que nos servimos del neuromarketing, y desarrollar a partir de eso tanto los productos como el plan de comunicaión.
Bien es cierto que no consumimos determinados productos atendiendo a criterios lógicos ni razonados, sino que es pura emoción lo que nos impulsa a consumir determinao producto. Así mismo, como bien viene reflejado en el artículo, sólo un 15% de nuestras decisiones las tomamos realmente de un modo consciente. Puesto que todo lo demás se debe a numerosos y variados factores, es de gram importancia el papel que juega el neuromarketing.
Me parece exagerado ver esto como algo negativo o conspiranoico, ya que casi todas las decisiones que tomamos en nuestro día a día lo hacemos de manera subconsciente, tenemos mucho menos poder de decisión del que creemos. Que sepan mejor que nosotros lo que nos gusta y hacer así los anuncios o las camapañas más efectivas es algo positivo, por eso no debería haber ningún problema en que se siga investigando. Todo tiene sus peligros, pero la ciencia y la tecnología deben avanzar.